Resguardar celosamente la imagen de la Virgen de El Cisne durante su recorrido. Esa es la tarea de los ‘gancheros’. Ellos custodian la imagen de la Churonita y sus pertenencias durante todo el recorrido de 74 kilómetros desde el santuario hasta Loja.

Durante el recorrido, el clima es variable, pero no importa el frío o calor, pues su trabajo se trata de proteger la imagen de su madre espiritual y colaborar para que miles de fieles puedan cargar al menos por momentos a su patrona.

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Policía Nacional y Fuerzas Armadas colocan un gran número de agentes para la seguridad y protección de la venerada imagen de la Virgen de El Cisne, sin embargo, hay un número de 20 a 22 personas de diversas edades, originarias de la parroquia y sus alrededores, que tienen la tarea de custodiar a la Churonita, como cariñosamente la llaman sus devotos, desde hace décadas.

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Además llevan consigo un cofre o maleta en donde se transportan la corona y el cetro de la imagen, ya que en su trayecto dentro de la urna la viajera lleva puesto un sombrero.

Actualmente el grupo de custodios de la 'Churonita' está conformado por 22 personas. Foto: El Universo

Los gancheros son ciudadanos que se encargan de custodiar la urna, la imagen y las joyas de la venerada imagen en su recorrido. De esos 22, hay 2 que por su avanzada edad ya no pueden caminar mucho y son quienes se encargan de dar refrigerio a los compañeros.

“Ellos son compañeros que están entre 90 y 92 años de edad (entraron de 15 años). Hay compañeros que se nos fueron por la pandemia, un joven que ingresó y tenía tan solo dos años de ganchero se nos fue por la pandemia”, cuenta Polibio Sisalima.

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Él ha sido uno de los gancheros privilegiados que han tenido la oportunidad de ver la imagen muy de cerca, lleva realizando este trabajo 20 años y afirma que su lealtad a la Virgen ha derivado en el bienestar de su salud y la de su familia.

“Hubo una vacante e ingresé bajo la aceptación del resto de gancheros. Nosotros controlamos la velocidad de la caminata, abrimos camino y llevamos un cofre o maleta en donde previa inspección se guardan el cetro y la corona, pero también le hacemos partícipe a la gente que quiere cargar”, dice el hombre.

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William Puchaicela es otro de los custodios. Él atribuye a un milagro por su devoción el haber recuperado la visión. “Tuve una enfermedad que ya no me podía curar. Yo quedé ciego, entonces, le dije: ‘Churona linda, te quiero servir’”, relata y recuerda que aun sin ver, con la ayuda de un amigo cogió el gancho para realizar ese trabajo.

En la actualidad ha recuperado la visión. “En lo ciego que estuve yo la pude ver ese momento. En ese tiempo yo no tenía ni un dólar (para tratamiento médico) y me curé, ella con ni un centavo me curó, y estoy aquí vivo”, afirma alegre.

Para ellos el cansancio pasa desapercibido, pues afirman que la Virgen les da la fuerza para seguir adelante y no solo en la caminata, sino también en su diario vivir.

Luego de cada tramo recorrido, las consecuencias son evidentes, a algunos les salen ampollas, se quedan con dolores musculares, pero eso no les importa.

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Los sacerdotes también cargan las pertenencias de la Virgen de El Cisne. Aquí se ve al fallecido padre Armando Jiménez. Foto: El Universo

Polibio Sisalima comenta que cuando ve la imagen tiene varias emociones. “Hay algunos que dicen está triste, está brava, pero eso depende de la percepción de cada uno. Para nosotros siempre ha sido alegre y su característica principal la muestra bien perfiladita, bien peinadita”, refiere.

Y atribuye a la intercesión de la Virgen el hecho de que su mamá siendo una persona con discapacidad (no habla ni escucha) haga todo como una persona sin dificultades. Dice que gracias a la Churonita se salvó de un accidente que tuvo en Tena.

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La responsabilidad se reparte ubicándose a los costados de la urna en la que es trasladada la imagen y hay un protocolo para ser parte del grupo. En su mayoría los cupos son heredados, viene de ganchero en ganchero. De padres a hijos o hasta nietos, pero también hay ciertas oportunidades que se presentan por cambio generacional, lo que hace que un nuevo personaje pueda ser parte del grupo custodio.

Para ser un ganchero se debe tomar en cuenta que hay que caminar largos trayectos, pero es un privilegio que se lo gana con lealtad.

Ellos seguirán custodiando a la Virgen y sus pertenencias por muchas décadas, seguirán con la tradición católica de los ancestros en El Cisne. (I)