San Gabriel, CARCHI

Varios factores inciden en el alto precio del quintal de papa, que en el país alcanza un techo de $ 27 en las fincas de Carchi, una de las provincias con mayor producción de este producto agrícola a nivel nacional.

Según conocedores del tema, la reducción de cultivos en Tungurahua, Chimborazo y Cotopaxi sería una de las razones que elevaron el precio, más aún cuando la comercialización depende de la oferta y demanda.

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La disminución de hectáreas sembradas debido a la pandemia del COVID-19 disparó los precios del tubérculo, sostiene Fernando Chulde, técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería, quien agrega que los productores del centro del país ahora se metieron en la línea de los lácteos y dejaron de sembrar en el 2021 por los altos costos.

Sequía y costos de fertilizantes afectan a la producción agrícola en Ambato

Los agricultores carchenses y del norte de Pichincha aducen que sembrar una hectárea se triplicó y dicen que los valores de los insumos y agroquímicos ‘están por las nubes’, sin que exista control alguno por parte de las autoridades para detener la especulación.

La siembra de una hectárea hace dos años costaba $ 5.000, actualmente requiere de una inversión de $ 6.500 a $ 7.500, explica Chulde, quien estima que en Carchi hay unos 8.000 papicultores.

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Los agricultores se quejan de que un quintal de fertilizante que valía $ 27, hoy cuesta $ 52; un saco de úrea que tenía un precio de $ 27, actualmente vale $ 52, entre otros.

Dicen que los costos de producción se han duplicado; no obstante, Chulde aclara que en las dos últimas semanas hubo una disminución en los valores, pero mínima.

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En Montúfar, pequeños agricultores consultados agregan también que las entregas de kits de semillas y siembra que efectuaban los gobiernos anteriores se redujeron notablemente y ya no llegan a los sectores campesinos.

Una de las causas para el incremento del precio de la papa son los altos costos de los insumos agropecuarios. Ricardo Cabezas Foto: El Universo

Inclemencia del tiempo

La inestabilidad del clima, constantes lluvias, bajas temperaturas y heladas son fenómenos que afectan los sembríos y eso provoca un aumento en los costos.

Afecciones obligan a fumigar los terrenos cada tres y cuatro días a la semana, algo que implica significativas inversiones adicionales, dice Luis Rosero, productor de Montúfar.

La mano de obra también sufrió un ligero incremento, ya que los labriegos optaron por independizarse de las cuadrillas, movilizándose en motos propias. Cobran otro tipo de valores por los servicios de recolección de las diferentes variedades, son más altos.

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Se estima que existen sembradas unas 3.500 hectáreas en Carchi, es decir, 4.000 menos que en años anteriores; no obstante, el precio actual motiva a los campesinos que comenzaron a sembrar para aprovechar el alto valor.

El quintal de la variedad superchola cuesta $ 27 en las fincas y se vende en $ 28 en el Centro Agroganadero; la capiro vale $ 28 y la única pera, $ 26.

Cierre de ferias afectó la normal comercialización

El cierre temporal de los mercados mayoristas por efectos de la pandemia creó un nuevo sistema de comercio que deja estragos en transportistas locales, comercializadores y estibadores, que son parte de la cadena que se beneficiaba de este negocio.

Ahora los comerciantes del interior del país van con transporte y personal propio hasta las fincas de Carchi a abastecerse del producto, dejando al margen a camiones y cargadores locales que daban esos servicios.

El Centro Agroganadero de Montúfar, ubicado en Sandial a 5 km de San Gabriel, siente los perjuicios de este tipo de comercio, que hasta los primeros meses del 2020 fue uno de los mayores centros de abastecimiento nacional de este producto.

Lucía Román, quien comercializa desde hace 25 años en este lugar (Centro Agroganadero de Montúfar) y moviliza la producción hacia Quito y Guayaquil, señala que el negocio está bajo.

Argumenta que hay desabastecimiento de papa, varias hectáreas que estaban sembradas fueron atacadas por las heladas, los abonos se triplicaron y las hectáreas que existen son de grandes agricultores que imponen los precios, aprovechándose del momento.

Valores en Quito y Guayaquil e incentivos municipales para reactivar el mercado

Román cree que el precio continuará elevado unos cincos meses más hasta que salgan la nuevas cosechas. La papa chola que consumen en Quito y Guayaquil está a $ 30 y $ 32, respectivamente; mientras que en San Gabriel, Huaca y Tulcán, a $ 27.

La mujer cuenta que antes de la pandemia vendía 250 quintales, ahora 100 quintales en cada viaje.

Luis Valencia, administrador del Centro Agroganadero de Montúfar, confirma que antes de la pandemia los ingresos por los servicios que presta la municipalidad en esta moderna infraestructura se triplicaban.

Técnicos del Ministerio de Agricultura y Ganadería brindan acompañamiento a los peueños productores. Ricardo Cabezas Foto: El Universo

“Ahora la nueva cadena de distribución ante el cierre temporal de las ferias alejó a los compradores y productores de este recinto de ventas”, sostiene Valencia, quien añade que la alternativa durante la época más difícil del COVID-19 fue movilizar los productos, realizando compras directas, aprovisionándose los compradores en pie de finca.

Jaime Benavides, transportista quien cobra $ 0,90 por quintal para llevar en su camión a la capital, asegura que están sin trabajo. Dice que los negociantes vienen con transporte propio y si antes del coronavirus hacía entre tres y cuatro viajes, ahora lucha por ser contratado para uno.

Luis Valencia reconoce que los efectos económicos son graves para los prestadores de servicios locales, que ya no son contratados, y los mayoristas ahora bajo la nueva modalidad (comprar en fincas) llevan directamente a los centros de transferencia de Quito y Guayaquil.

El Municipio de Montúfar, propietario del Centro Agroganadero, una vez que fue reabierto propuso una ordenanza transitoria de incentivo tributario que disminuye en un 50 % los servicios y arrendamiento de locales y bodegas para el sector.

Costos de producción y el Fusarium Raza 4 reúnen a ministros de países bananeros

En el departamento (provincia) fronterizo de Nariño, frente a Carchi, uno de los tres mayores productores de Colombia, desde donde entraba papa de contrabando a Ecuador, el problema es similar. Señalan que los continuos paros y bloqueos, la pandemia y altos costos de insumos desestimularon la producción.

Un bulto que representa aproximadamente dos quintales en Ecuador alcanza un valor de $ 41, es decir, $ 21 un quintal, algo que iguala a los precios en el territorio ecuatoriano, frenando el paso irregular por las dos franjas fronterizas hacia ambos países, fenómeno que anteriormente afectaba a Nariño o Carchi.

Germán Palacios, gerente de la Federación Colombiana de Productores de Papa, informó que el producto sufrió un incremento del 140 % en el último año, lo que el dirigente califica como dos años difíciles para el sector. (I)