Diana Mazón, especialista en Infectología

Diana Mazón, doctora, especialista en Infectología, trabaja en el hospital General Ambato del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Habla del cansancio que experimentan tras más de once meses de lucha contra el COVID-19. Foto: Wilson Pinto

‘Es bien duro cuando no hay camas en la UCI’

“Desde el 1 de mayo mi labor ha sido la atención a pacientes en sala COVID-19, en hospitalización. Hemos conversado con colegas y coincidimos en que nos sentimos agotados por estar cada día en la lucha, de ver personas sufrir con esta patología, nos duele cuando por el virus se muere alguien, pero también nos da satisfacción y alegría al evidenciar que hay quienes se recuperan.

El cansancio no es solo físico sino que va de la mano de la parte afectiva, emocional, entonces lo que uno quiere y espera es que esto llegue a su fin o que se vaya terminando, pero como se ve, lamentablemente por el comportamiento irresponsable de unos y otros, nos tiene ahí, al pie del cañón, sin poder tener un respiro.

Hay momentos muy duros como cuando un paciente requiere de terapia intensiva y no hay disponibilidad, lo que significa que no se le puede dar la oportunidad de seguir enfrentándole a la enfermedad, porque uno siempre quiere hacer más, pero por la demanda no ha habido esa posibilidad y lamentablemente fallecen. Esos instantes han sido difíciles porque nos hemos visto atados de manos sin poder ayudar más.

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Últimamente hemos visto con pesar que llegan familias enteras enfermas, que comenzó con una persona y contagió a papás, tíos, hermanos, abuelos. Es penoso ver que son grupos enteros que ingresan, más cuando la condición clínica de estos pacientes puede variar de la noche a la mañana.

También en el hogar tuvimos que adaptarnos a la nueva manera de vivir, hay que tomar las medidas de bioseguridad. Es duro no poder llegar a casa y poder abrazar a mi niña (4 años). Con mi esposo que igual es médico (Xavier Mariño) tuvimos que adaptar un lugar para poner nuestros implementos, cuando vamos a visitar a nuestros parientes no hay abrazos, ni besos y siempre con mascarilla”.

Mario López, intensivista y jefe de Unidad de Cuidados Intensivos (UCI)

Mario López, médico intensivista y jefe de la UCI del hospital General Ambato del IESS. Dice que galenos de varias especialidades están en la lucha diaria contra el COVID-19. Foto: Wilson Pinto

‘Es bastante el trajín ya que colegas enfermaron’

“En el hospital del IESS trabajo desde el año 2009, por esa razón desde que se dio aviso a nivel nacional empezamos a realizar los protocolos correspondientes frente a los pacientes que íbamos a recibir y que lo hemos hecho durante todo este tiempo, que ha sido superdifícil, con un arduo trabajo que se tiene día a día. Todos mis compañeros, médicos tratantes, médicos residentes, personal de enfermería, personal auxiliar y técnicos que nos acompañan todo el tiempo, estamos siempre dando lo mejor que nosotros podemos.

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Ha sido difícil trabajar en estas condiciones..., debemos tener siempre el uniforme de protección personal, todo el equipo que utilizamos dentro de la UCI hace que el trabajo se duplique y triplique a lo que normalmente se hacía.

Siempre nos reunimos con todos los que forman parte de la unidad, con el fin de tener charlas para aliviar el peso que tenemos. Es bastante el trajín que llevamos porque hemos tenido también compañeros que se han enfermado en este tiempo y que de igual manera les hemos tenido que brindar el soporte correspondiente. Pero también se ha solicitado la valoración psicológica para todos los que estamos en la unidad, porque hemos tenido algunas dificultades en el transcurso del tiempo, pero se las están solventando.

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Médicos ecuatorianos celebran su día entre el cansancio y la lucha por salvar a más pacientes con COVID-19

Siempre tratamos de darnos el apoyo correspondiente entre nosotros para poder sacar adelante el día a día, porque de hecho la UCI, la mayor parte del tiempo, ha pasado al 100%, ante lo cual con las autoridades hemos tenido que tomar algunas decisiones y tratar de hacer el mejor trabajo. Hemos pasado complicaciones porque cada pico de la pandemia ha sido una complicación más, ante lo cual hemos tenido que tratar de buscar los recursos, de tratar de ayudar a las personas que más lo necesitan porque esa es nuestra labor y a eso es a lo que nos debemos, pero siempre ha sido difícil.

Siempre que nos ponemos al frente de un paciente nosotros pensamos que puede ser algún familiar y por ello tratamos de dar lo mejor que podemos, no importa qué tiempo sea, porque hemos tenido personas que han estado hasta 50 días, pero que hemos logrado salvar, lo que nos llena de orgullo y felicidad”, cuenta Mario López, médico intensivista, jefe de UCI del Hospital General Ambato, del IESS.

Iván Barreto, director del hospital municipal Bicentenario de Guayaquil

Iván Barreto, director del hospital Bicentenario de Guayaquil, dice que el irrespeto ciudadano en esta pandemia eleva los contagios de COVID-19.

‘Irrespeto de ciudadanos ante pandemia es frustrante’

“El síndrome del burn out se ha visto en muchos médicos a lo largo de la pandemia del COVID-19, el cansancio físico de guardias de 24 horas con las mascarillas puestas, las batas puestas, de estar pendientes de no tocar esto, no tocar lo otro por evitar el contagio del virus.

No ir al baño a tiempo, no comer correctamente, no poderse tomar un café por evitar enfermarse. Por seguir trabajando renunciamos a atender a algunas de nuestras necesidades. Considero que esta enfermedad se dio más en la crisis sanitaria del año pasado.

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Otro factor que ocasiona este agotamiento físico y mental es cuando la demanda de atención es tan alta que hace falta profesionales para poder atenderlos, entonces ahí viene el estrés, la angustia, porque eso nos impide ir recibiendo a más pacientes.

Por ejemplo, en la crisis sanitaria se vio que no había médicos porque muchos se fueron a casa, otros renunciaron definitivamente, otros se enfermaron, hubo mucha escasez de profesionales de la salud. Este estrés y preocupación también viene cuando no cuentas con las camas necesarias, los implementos necesarios, que no es el caso del Hospital Bicentenario, pero en otros hospitales sí se ha visto estos problemas.

Incluso ahora con el aumento de pacientes será muy difícil poder cubrir la alta demanda de UCI, o atenciones moderadas a graves. El ver la irresponsabilidad ciudadana es frustrante, la irresponsabilidad ciudadana no tiene límites”.

Sofía Villamar, médica intensivista que trata en UCI en Guayaquil

Sofía Villamar, médico intensivista que trata casos de COVID-19 en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y Hospitalización. Cuenta que lo más triste es ver cómo los pacientes, como los adultos mayores, pierden la vida ante la agresividad del virus. Foto: José Beltrán

‘Lo más duro, ver abuelitos que no ganan esta batalla’

“Si he tenido complicaciones a causa del estrés y la tensión en tratar pacientes en la pandemia. La verdad que sí. Es muy agotador y complejo manejar pacientes COVID-19.

Tenemos pacientes que recién ingresan y ya están complicados, los pacientes COVID-19 ya ingresan con neumonía.

Lo más duro es ver a los abuelitos que muchas veces ya no salen de esta batalla, muchas veces se contagian por las imprudencias de los jóvenes que son quienes salen sin el cuidado respectivo, esto da mucha tristeza y frustración.

El COVID-19 ataca más rápido en todo el país; en 2020 hubo un caso cada 2 minutos y en 2021, uno cada 1,43 minutos

Esta pandemia nos demostró que la salud es lo más importante y que si no nos cuidamos la muerte está muy cerca de nosotros.

En lo personal me he enfermado por el trajín diario y (eso se ha) agudizado por muchas cosas, porque la vida nos cambió y al personal médico aún más por estar en el frente de batalla. No he necesitado atención psicológica.

La verdad como doctora nos hemos preparado para enfrentar todo tipo de situaciones, más en mi especialidad (cuidados intensivos y medicina crítica), es un área muy difícil de afrontar día a día. No ha sido fácil, pero estamos listos para avanzar a pesar de lo difícil que sea la situación, más en este momento en que los casos COVID-19 aumentan con mayor rapidez debido a las últimas movilizaciones por elecciones y carnaval”.

Intensivista y jefe en un hospital de Guayaquil, que prefiere el anonimato

‘Doctor, me siento quemado (por atender tanto COVID-19)’

El burn out es una enfermedad reconocida. Tiene clasificación CIE-10, clasificación internacional de enfermedades.

En mi equipo de trabajo he tenido cinco médicos con burn out.

Un día uno de mis médicos me dijo: ‘Doctor, me voy’ y se fue como dos horas a dar vuelta en el carro y luego regresó.

A otros, en cambio, los he visto tan mal que he tenido que decirles: ‘saben que, váyanse mejor a su casa’. Lo bueno es que el médico intensivista es solidario y enseguida le cubre el turno.

El burn out se da más en personas que hacen su trabajo por vocación, más que del que trabaja solo por comer.

Otros médicos que sufrieron de burn out son los especialistas que les tocó tratar COVID-19 en la crisis sanitaria, porque ellos no están acostumbrados a ver morir al paciente como un intensivista, que la carrera y el día a día te va preparando.

Cuando estuve en UCI me tocó trabajar con ginecólogos, pediatras..., que para ellos fue ‘chocante’ la situación, más que a nosotros.

Familiares vuelven a vivir desesperación de hallar camas UCI en hospitales y clínicas en Guayaquil

Esta enfermedad tiene varias aristas. Uno: cuando uno entra a trabajar a un lugar con muchas expectativas, altas expectativas, y no es la realidad, o no las puede cumplir.

Otro es el ambiente laboral en donde el abuso y poder de algunas autoridades genera malestar, mucha burocracia.

Otro, que te recargan de trabajo o te ponen a hacer actividades que no son de tu competencia. Por ejemplo, muchos te exigen una carga laboral que va más allá de tu capacidad y eso genera frustración.

Otra arista es el cansancio físico y mental en jornadas largas que se duplican y triplican, porque el mismo doctor que lo atendió en el hospital de allá, lo atiende en otra clínica mañana. Ellos van, como Superman -ese es el perfil-, pero cuando le preguntan, ¿cómo te sientes?: dicen: ‘doctor, me siento quemado’.

El burn out es una enfermedad, tiene los síntomas como dolor tensional, cefalea tensional, tienen sueño, mucha debilidad, trastorno emocionales como crisis de llanto o crisis de risas, pero es por la tensión no por gracia”. (I)