Terremotos, erupciones, derrames petroleros, roturas de oleoductos, suelo deleznable, contaminación en agua y suelos… todos ellos son parte de los problemas que se han vivido durante décadas en la zona de El Reventador. Varios expertos coinciden en que, pese a este escenario geológico muy complejo, en el año 2001 se decidió construir el Oleoducto de Crudos Pesados (OCP) por la misma ruta por la que ya estaba construido el Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE), debido a temas de costos y plazos.

Al cabo de 18 años, la ruta escogida ha terminado generando una serie de problemas para toda la infraestructura estratégica que se ubica en el sector: oleoductos y la carretera Lago Agrio-Quito. Ahora, justamente se piensa en una solución definitiva por la margen derecha del río, la que antes fue descartada.

Es que desde abril del 2020 la erosión regresiva del río Coca y sus afluentes, generó la rotura de los dos oleoductos (SOTE y OCP) que transportan el crudo por el territorio ecuatoriano y de un poliducto. La solución, para los dos ductos, fue la construcción de una serie de variantes de la ruta hacia la montaña para evitar las paralizaciones prolongadas del bombeo.

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Incluso estas variantes recién construidas se vieron afectadas en diciembre, generando una paralización de ambos ductos por al menos un mes.

Sin embargo, el viernes pasado, otro problema, no relacionado con la erosión regresiva del río sino más bien con la frágil montaña, detuvo nuevamente el OCP. Esta vez cayó una piedra gigante en el ducto y lo dañó. Adicionalmente, este lunes 31, un nuevo derrumbe de piedras y lodo afectó aún más esa infraestructura, lo que alargará el tiempo de reparación de siete a diez días. El problema pudo haber sido peor ya que el SOTE también está en el sitio, sin embargo, en esta ocasión Petroecuador tuvo la prudencia de enterrar la variante del ducto en ese lugar.

Fernando Reyes, vicepresidente del Colegio de Ingenieros petroleros de Pichincha, recuerda que los años previos al inicio de la construcción del OCP (2001), y cuando él era miembro del Foro Petrolero, hubo dicho debate. “En ese tiempo estaba muy fresco lo que había sucedido en 1987, cuando por un terremoto se rompió el SOTE”, dice. Reyes recuerda que geólogos del Colegio de Ingenieros sí sostuvieron la idea de que la mejor ruta para el OCP era por el margen derecho, debido al tema geológico, y por seguridad nacional. Pero al final los factores que determinaron la ruta fueron el tiempo y el ahorro de inversión. Para hacer la ruta por el margen derecho hubiese sido necesario un derecho de vía. Cuenta que él mismo junto con otro grupo de profesionales de la Universidad Central recorrieron la ruta del SOTE y comprobaron que el terreno era tremendamente deleznable. Considera que los últimos acontecimientos se dan porque las variantes se han ido hacia la montaña, que es frágil. “Al igual que en el 2001, ahora se ha actuado en consideración del tiempo y el ahorro, pues no se hicieron variantes definitivas, sino temporales para continuar con el bombeo. Al final lo barato sale caro”, dice.

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Mientras, Fernando Santos Alvite, exministro de Energía y quien en el momento de las decisiones del SOTE era asesor del entonces ministro Javier Espinosa, durante la administración de Jamil Mahuad, recuerda que la construcción del OCP fue clave para la economía, pues había la expectativa de las empresas privadas Oxy, Repsol y Encana de poder bombear petróleo pesado en más de 200.000 barriles diarios. Cuenta que en ese tiempo hubo varias discusiones. la primera: saber si este debía ser construido por el Estado o por la empresa privada. “En ese momento, sindicalistas incluso se encadenaron en la Plaza Grande para mostrar su desacuerdo con que sea la empresa privada”, recuerda. También dice que había dudas sobre la ruta, pero no tanto por la inestabilidad del sector de El Reventador, sino que había puntos conflictivos que eran Santo Domingo, por derrames petroleros; Mindo, por su biodiversidad, y Sangolquí y Conocoto, porque ya estaban habitados.

Explicó que la erosión del río Coca nunca estuvo en los planes, pues es un fenómeno reciente. Reconoce que el hecho de que los dos ductos hayan ido en paralelo significaba un ahorro enorme de al menos 30 %. El tema de los costos también era clave para determinar la devolución del ducto a manos estatales. A mayor costo, más años en manos privadas, comenta. Santos considera que el Estado tenía la obligación de vigilar, en ese momento, que sea la ruta más eficiente y más barata. En todo caso, considera que ahora que se habla de un posible nuevo trazado en el margen derecho, es decir alejado de la montaña, es lógico pensar que el OCP no va a hacer esas millonarias inversiones si no tiene el incentivo de una renovación del contrato de concesión. El contrato actual termina en diciembre del 2023. Es decir, quedan 23 meses de operación, comenta.

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Henry Llanes, experto petrolero, también dice que desde los años 80 este debate estaba presente y se decía que el SOTE mismo debió construírselo en el margen derecho del río. Desde entonces se hablaba de que entre 1972 y 2001 hubo 61 siniestralidades, entre rompimientos de tubo, rompimiento de válvulas, problemas en la estación Baeza, u otras. Siempre las razonas eran crecidas de los ríos, el terremoto del 1986, debió construírselo por el lado de la margen derecha. Explica que OCP buscó optimizar costos. Para Llanes, a propósito de que el próximo año se termina el contrato, lo mejor para el Estado sería dar por terminado el contrato y hacer la inversión necesaria para la ruta definitiva, pero contar con esa infraestructura.

En estos días, la empresa OCP trabaja en reparar un nuevo daño ambiental que provocó la rotura del viernes de su ducto. El Ministerio del Ambiente ha hablado de posibles sanciones a la empresa. Pero aún se deben realizar nuevas investigaciones para establecer la verdadera dimensión del daño.

Recorrido Ministerio del Ambiente

Bianca Dáger, viceministra del Ambiente de esta cartera de Estado, realizó un sobrevuelo y un recorrido fluvial con los pescadores artesanales de Orellana por las áreas afectadas del río Coca, a causa del derrame de crudo del pasado viernes, y constató las acciones de evacuación de crudo. La autoridad también se reunió en la ciudad del Coca con representantes de la Federación Nacional de Cooperativas Pesqueras del Ecuador (Fenacopec), a quienes les aseguró que se vigilan las acciones de limpieza y remediación para que se realicen a cabalidad.

“Hemos tenido resultados, una respuesta rápida de la compañía para remediar. Fue un derrame fuerte pero se ha actuado con precaución, lo más pronto posible”, señaló uno de los representantes de Fenacopec.

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Por su parte, la viceministra señaló: “No vamos a desfallecer hasta que esté todo remediado”.