En 2020, los propietarios de la hacienda La Florida, ubicada en el cantón Sozoranga en la provincia de Loja, vendieron café especial catucal amarillo producido en maceración carbónica a la empresa Momos Coffee de Corea del Sur a un precio de $ 70,25 por libra, uno de los más altos que ha recibido una productora ecuatoriana por el grano. Hasta hace pocos años las empresas vendían cafés especiales a precios que no sobrepasaban los $ 35 por libra.

Este café, ganador el año pasado de la decimocuarta edición del certamen Taza Dorada, tiene el proceso de lavado de fermentación anaeróbica; es producido a unos 1.600 metros sobre el nivel del mar y además se convirtió en el primer café ecuatoriano que se comercializó bajo el sistema de subasta electrónica inglesa, en el que participaron varios compradores del mundo.

Vinicio Dávila, quien hasta el pasado 2 de julio fue el director del evento, indicó que en los actuales momentos Ecuador tiene más experiencia en la producción de cafés especiales en relación con Colombia, Perú, Brasil, Nicaragua y otras naciones de Centro y Sudamérica.

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Él basa su afirmación en los precios que se pagaron por libra de producción especial del grano: Ecuador vendió una libra de café especial a $ 70,25, Costa Rica a $ 70,10 y Colombia en $ 70, según estadísticas que mostró la Asociación Nacional de Caficultores de Ecuador (Anecafé).

“Somos nuevos en el mapa de especialidades de café en el mundo, porque generalmente compran café a Colombia o Brasil. Ecuador está rompiendo esos paradigmas y está luciendo por su propia calidad y por su propio esfuerzo”, reconoció Dávila, quien le pasó la posta del certamen a Vinicio Martínez, productor lojano y presidente de la Federación Regional de Cafetaleros Ecológicos (Fapecafes).

Los cafés especiales, con precios mayores, tienen un nicho en las cafeterías locales y comercio online

Joseph Massoud, presidente de Anecafé, dijo que el gremio apunta a conglomerar a todo el sector caficultor y que sus procesos marquen la diferencia de los demás productores del mundo. Opinó que una de las estrategias para ello es potenciar el concurso de Taza Dorada, para seguir mostrando las mejores producciones de cafés selectos a compradores, así como también los lugares, el microclima, el suelo y todo el proceso del café a los interesados en adquirir el grano, y el modelo de inclusión denominado Finca Total.

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“Con el concepto de finca total buscamos integrar al empresario rural de café a la cadena de suministro que ahora está redefinido por el microclima, tener beneficios unidos… queremos crear una nueva cadena de venta, de fomentar la comercialización de café a través de las plataformas digitales de compra”, señaló Massoud.

La decimoquinta edición del concurso de cafés especiales Taza Dorada se realizará entre septiembre y noviembre de este año; se dará espacio a los pequeños y medianos productores, asociaciones de productores, y organizaciones del Ecuador con la finalidad de determinar cuál es la mejor cosecha de café arábigo en Ecuador en el 2021 y además comenzar a vender a través de plataformas digitales y ya no solo con precios establecidos a través de bolsas de valores de Nueva York o Londres.

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En la actualidad la producción cafetalera del país tiene dos problemas, lo que genera menos ingresos de divisas por la exportación de este grano.

El primero, según Pablo Pinargote, gerente de la Anecafé, es que Ecuador tiene un grave déficit de producción, pues anualmente genera unos 300.000 sacos de café, con una industria que cada año requiere contar con unos tres millones de quintales de este producto, por lo que les toca importar para poder completar la demanda que tienen estas empresas tanto dentro como fuera del país.

El dirigente cafetalero alega que ya en los primeros cinco meses de este año hay una ligera mejora en producción en relación con el mismo lapso del 2020, pues ya en el 2021 se produjeron 7.000 sacos de 60 kilos de café arábigo, 3.000 sacos más en relación con el 2020.

“El segundo enfoque es que la industria ecuatoriana ha perdido mucha competitividad por sus altos costos de transformación, energía eléctrica, agua y combustible”, sostuvo Pinargote.

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Pero hay expectativas que para este 2021 las exportaciones de café mejoren en relación con los últimos tres años que han descendido, y en parte es por el interés de los productores por mejorar el café especial y darle una mejor utilidad en cada hectárea de café sembrada.

Mientras que en el 2018 se exportaron $ 81 millones por venta de café, en el 2019 fueron $ 77,7 millones y el año pasado se llegó a $ 68,5 millones, la cifra más baja de exportación de este producto de los últimos 15 años, de acuerdo con las estadísticas de la Anecafé.

“Esperamos este año poder llegar a los $ 80 millones en exportaciones versus los $ 68 millones del año pasado”, indicó Pinargote. (I)