El gobierno del presidente Guillermo Lasso termina su segundo año con algunos logros, pero también una deuda pendiente en el tema de la transformación económica del país. Aunque las autoridades económicas han dicho que buscarán en seis meses hacer lo que no pudieron en dos años, ahora, con un pie fuera, tras la declaración de muerte cruzada, podrá gobernar con decretos leyes en materia económica (ha anunciado cinco), pero de manera limitada ya que tiene el filtro de la Corte Constitucional.

Así, al llegar a su segundo año, el Gobierno presenta algunas cifras positivas, pero otras aparecen estancadas y hasta alarmantes, de acuerdo con varios analistas.

  • Cuando el Gobierno asumió su mandato recibió un país con $ 5.923 millones de reservas internacionales, y al 12 de mayo, estas se encontraban en $ 8.246 millones. Se trata de una recuperación importante que permite el fortalecimiento de la dolarización. Y que deja a este indicador muy por encima de los niveles alarmantes del 2015, cuando se habían ubicado en apenas un poco más de $ 3.000 millones.
  • En contraposición, el riesgo país ha tenido una fuerte subida. El 24 de mayo del 2021 se había colocado en 714 puntos, pero este 18 de mayo, el indicador que mide la desconfianza de los mercados en la posibilidad de que el país honre sus deudas, cerró en 1.865 puntos.
  • La producción petrolera en mayo de 2021 estuvo en 498.000 barriles diarios y se esperaba llegar en los primeros meses a unos 530.000. Esto no sucedió y más bien se cierra el año de gestión con 473.000 barriles diarios, es decir, 20.000 barriles menos que al comienzo.

El presidente Lasso ha destacado los logros económicos de su gobierno tanto en su intervención ante la Asamblea, durante el juicio político, así como en entrevistas con diversos medios. Por ejemplo, ha dicho que en 19 meses de gobierno logró bajar 8 puntos la pobreza. Que se han recuperado unas 500.000 plazas de trabajo. La entrega de créditos a bajos intereses a miles de familias, por un total de $ 250 millones, haber mantenido una baja inflación. Haber subido $ 50 el salario básico en dos años (ahora está en $ 450). La idea era llegar a $ 500 en los cuatro años de mandato…

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Sin embargo, para analistas, el Gobierno falló al ejecutar su estrategia que apostaba a la participación del sector privado, tampoco tuvo lucidez a la hora de comunicar y ejecutar sus planes.

“El sector privado no llegó como se esperaba y el sector público demoró la ejecución por falta de capacidad de financiamiento. A esto se suma una seria dificultad: la falta de capacidad de ejecutar dentro de los ministerios claves”, dice Santiago Mosquera, analista político y decano de la Escuela de Negocios de la UDLA.

Mosquera dice que los logros del gobierno de Guillermo Lasso en el tema económico tuvieron que ver con un exitoso proceso de vacunación y la cercana relación que mantuvo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el resto de organismos multilaterales, los cuales apoyaron una estrategia de consolidación fiscal que tuvo éxitos moderados. En este marco hubo una moderada recuperación de la economía tras el COVID, se consiguió el financiamiento requerido, se registró un superávit, mejora en las reservas, baja inflación. El crecimiento de la economía fue al alza, pero lamentablemente insuficiente.

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Desde el principio, recuerda, la estrategia consistía en atraer inversión nacional e internacional, a través de las asociaciones público-privadas, pero este tipo de procesos suelen durar años. Al inicio pareció caminar bien, y se le vio al país como un posible destino de inversiones al tener en la región uno de los pocos gobiernos de derecha, proempresa y proinversiones y procomercio exterior. El Ecuador se puso en el mapa internacional. Incluso se llevó a cabo un evento denominado Ecuador Open for Business, que generó expectativas.

Las fuertes protestas indígenas de junio del 2022 borraron las expectativas. Los resultados electorales de febrero de 2023 agudizaron los niveles de incertidumbre. El Gobierno cometió un error al haber incluido, dentro del proceso electoral de medio periodo, la consulta popular, en la cual, antes que el contenido de las preguntas, pesó la inconformidad de la ciudadanía con el régimen. Finalmente, toma fuerza el juicio político y más tarde se aplica la muerte cruzada.

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Mosquera cree que de esta manera se perdió una oportunidad de oro para el país.

Además, considera que al Gobierno le faltó comunicar en su momento lo que se estaba haciendo. Mosquera reconoce el esfuerzo que hizo el Gobierno en política de consolidación fiscal, pero destaca que, a la par, descuidó la capacidad de ejecutar el presupuesto en inversión y eso le pasó factura.

“El primer error al inicio del Gobierno es no haberles dicho a los ciudadanos cómo recibía el país en cuanto a las cuentas públicas”, dice Jaime Carrera, secretario ejecutivo del Observatorio de la Política Fiscal (OPF). Esto, como resultado del manejo desastroso de la economía por parte del correísmo, y las secuelas de la pandemia. Lo que buscó fue generar confianza y hacer pensar a los ciudadanos que se iba a salir adelante y progresar. “Puede ser que se confiaron que con los papers y estudios de los cuadros del Gobierno que venían del sector privado podrían sacar adelante al Estado, pero el manejo de lo público es otra cosa”, comenta.

Así, acompañado por altos precios del crudo y ayudado por la renegociación de la deuda que realizó el régimen de Lenín Moreno, el Gobierno incurrió en un nuevo error: crear la idea de una suerte de bonanza, decirle a la gente que había superávit cuando en la caja pública no hay dólares. De esta manera, los ciudadanos sin la información precisa reclamaban dónde está el dinero del petróleo, de la reforma tributaria, y exigían atender las necesidades.

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Para Carrera, la lección que dejó el correísmo y que no han entendido ni el Gobierno ni la oposición ni la ciudadanía es que no se puede elevar el gasto público, aumentar la deuda a niveles inmanejables en dolarización, sino que hay que mantener cuentas equilibradas. De lo contrario se pone en riesgo la dolarización.

Considera que hay responsabilidad de parte y parte, tanto del Gobierno como de los sectores políticos y sociales que no quieren entender cómo funciona la economía y están acostumbrados al desorden fiscal.

Para Carrera, es falso que las cuentas púbicas estén ordenadas, y alerta que en caja hay poquísimos recursos. El pasado 6 de abril, la caja (depósitos del Tesoro) tenía apenas $ 511 millones, según el Banco Central. “La situación fiscal es grave, el país está sobreviviendo”, dice. Este año hay menos ingresos tributarios y petroleros, asegura.

Adicionalmente, se ha decidido pasar un decreto ley que baja impuestos para quedar bien con la clase media. Para Carrera, se repite la historia desde hace cuarenta años, cuando los Gobiernos “se olvidan de decirle a la gente lo que está pasando con claridad”.

En el tema energético y petrolero, el Gobierno no tuvo resultados positivos. La producción petrolera se mantuvo lejana de las metas, hubo variaciones de los precios, se congelaron los precios de los combustibles y se incrementaron de manera importante las importaciones. Pero además, de acuerdo con Jorge Luis Hidalgo, analista de temas energéticos y gerente de Green Power, los ministros del ramo no supieron ejecutar las directrices del presidente dadas desde su firma en Glasgow.

El presidente Lasso hizo compromisos como los de aprovechar el gas de mecheros para reducir su quema. Asimismo se interesó en la optimización del campo Amistad y su licitación. Adicionalmente, el mandatario había establecido una meta de llegar al millón de barriles de crudo al final de su mandato. Lamentablemente, ni Juan Carlos Bermeo, Xavier Vera, ni Fernando Santos presentaron plan alguno de mejorar los índices de seguridad energética nacional, dice Hidalgo.

En el último periodo, comenta Hidalgo, llama la atención que el ministro Santos haya desconocido el mandato del presidente Lasso y desde su inicio de gestión haya ido en sentido contrario al no acelerar la licitación del campo Amistad, con una serie de pretextos. Al final se ha beneficiado directamente a la importación de combustibles. Considera que sería positivo si se pudiera dar un golpe de timón en estos seis meses que quedan de mandato.

Se podría, por ejemplo, hacer inversiones en el corto plazo de workover y mantenimiento de pozos en el campo Amistad para aumentar al doble la producción nacional. Se debe priorizar la producción nacional, porque es al menos 40 % más económica que la importación. Se debería conectar la Refinería Shushufindi a la Subestación Shushufindi que costó $ 27 millones y está lista desde el 2017. De esta manera se evitaría quemar diésel importado para generación eléctrica.

¿Qué sería lo deseable en el próximo periodo presidencial?

Santiago Mosquera espera que en la próxima administración no haya un retorno a ciertas prácticas que debilitan el esquema monetario (dolarización). Que no se vaya a reversar la ley de defensa de la dolarización o que se quiera retornar a prácticas de manejo monetario que no caben en una economía dolarizada. En definitiva, hace votos para que no se eche el progreso institucional que ha habido en los últimos años. Sin embargo, esto dependerá de quienes vengan a gobernar al país.

¿Puede bajar el riesgo país?

El riesgo país, que se ha mantenido al alza en los últimos meses, solo podría variar a la baja tras las primeras encuestas y en caso de que estas den preferencias a candidatos moderados con pronunciamientos claros sobre la deuda. “Dependerá si se aleja el fantasma del default”, asegura Mosquera. (I)