No hubo novedades en el nuevo tarifario de tasas de interés que rigen a partir del 1 de julio de este año. La Junta de Política y Regulación Financiera, presidida por María Paulina Vela Zambrano, fijó las tasas que regirán en el segundo semestre del 2022. Lo hizo a través de la Resolución JPRF-F-022-031 del 29 de junio pasado.

Sin embargo, dichas tasas no variaron y se quedaron exactamente como las que se fijaron a principios de año, en enero del 2022.

Frente a voces desinformadas que indicaban que las tasas activas máximas se habían incrementado, el gerente del Banco Central, Guillermo Avellán, tuvo que explicar a través de redes sociales que no ha habido tal incremento y que, más bien, las tasas de interés en el Ecuador se han ido reduciendo de manera paulatina desde julio del 2016.

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Así, las tasas máximas, según el cuadro presentado por Avellán, se mantuvieron prácticamente fijas desde 2016 hasta el 2021, a excepción del crédito minorista, que bajó. Entre tanto, una vez que se aplicó la nueva metodología por parte de la Junta, las tasas se redujeron en su conjunto, de manera leve.

TASAS ACTIVAS EFECTIVAS MÁXIMAS /<br/> SEGMENTOS DE CRÉDITOJULIO DE 2016JULIO DE 2021JULIO DE 2022
Productivo corporativo9,339,338,86
Productivo empresarial10,2110,219,89
Productivo pymes11,8311,8311,26
Consumo17,3017,3016,77
Inmobiliario11,3311,3310,40
Microcrédito minorista30,0528,5028,23
Microcrédito acumulación simple27,5025,5024,89
Microcredito acumulación ampliada<br/> Fuente: BCE25,5023,5022,05

De acuerdo con Patricio Chanabá, director ejecutivo de la Asociación de Instituciones de Microfinanzas (Asomif), lo que la Junta Financiera hizo fue mantener las tasas de interés que ya estaban vigentes desde enero del 2022 y que obedecían a una nueva metodología creada. Es decir, no hubo ningún cambio ni hacia arriba ni hacia abajo. Esto se debería, agrega, al hecho de que la Junta está dándose un espacio para ver cómo va la realidad en el mercado y posiblemente crear un sistema más acorde.

Considera que las actuales tasas máximas y referenciales están en el papel, pero en la realidad son mucho más bajas. Ello se debe a que estas obedecen principalmente a la ley de la oferta y la demanda de dinero. Recuerda que, en el último tiempo, la demanda de crédito bajó por los problemas de la pandemia; así, el sistema financiero está sólido en términos de liquidez, por lo que hay mayor oferta de dinero. Sin embargo, piensa que esta situación no se mantendrá, pues todo se irá ajustando cuando la economía se equilibre.

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En todo caso, dice Chanabá que lo que está pasando con las tasas de interés nos deja una clara lección de que la actual metodología, que es por costeo, no es la más adecuada, pues no refleja lo que pasa en el mercado real.

El actual esquema de cuatro componentes, indica, se asemeja más a una herramienta interna. Y asegura que es susceptible de usarse de manera política, pues se podría echar mano de ciertos factores para tratar de bajar la tasa: reducir provisiones, pero generando mayor riesgo, o bajar costos, dejando de lado la inclusión financiera.

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Finalmente, sobre el tema del microcrédito, recuerda que, a menor tasa, las instituciones financieras dejan de prestar a los sectores más riesgosos, pues estos demandan mayores costos. Explica que las estadísticas son claras en el sentido de que, en los últimos años, el volumen del microcrédito ha subido, pero los montos individuales también; es decir, se prefiere conceder créditos de mayores montos a personas que ya tienen récord de crédito, que tienen mayor capacidad de pago. El microcrédito minorista prácticamente ha bajado de manera importante, asegura. Así, personas que carecen de estos requisitos no pueden acceder a créditos pequeños y finalmente terminan acudiendo al chulco.

Por eso, considera que el actual es un periodo de transición para buscar mejores esquemas que favorezcan la inclusión financiera.

Entre tanto, de acuerdo con la Asociación de Bancos Privados (Asobanca), las intenciones de fijar límites y de reducir las tasas de interés, aunque tienen un propósito de dinamizar el crédito, provocan en la práctica todo lo contrario. Estas medidas generan distorsiones, creando desabastecimiento en ciertos segmentos y concentración del crédito en pocas manos.

La entidad indica que estudios del Banco Mundial de octubre de 2020, así como los de la Red Financiera para el Desarrollo de julio de 2021 y de Análisis Semanal de diciembre de 2021, relativos a los controles y la reducción de tasas de interés por medio de una normativa, demostraron que cada vez se entregaron mayores montos de crédito pero a menos manos, causando exclusión financiera. Esto, dice Asobanca, restringe el acceso al crédito sobre todo a las personas de escasos recursos y a las pequeñas y medianas empresas.

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En este sentido, para el gremio financiero, una adecuada política pública puede fomentar la inclusión financiera si permite que las tasas de interés se asignen en función del riesgo a cada cliente. (I)