Portoviejo

A finales de este mes y al inicio de junio se producirá la cosecha de maíz cultivado en ese año. Pese a que fue un invierno corto, que incluso a diferencia de otros años no provocó inundaciones continuas o pérdidas de la planta sembrada, sí habrá una reducción de lo que se recogerá de las hectáreas sembradas de la gramínea.

Para Frank García, consultor del sector agrícola y exdirector del Ministerio de Agricultura y Ganadería en Manabí, las razones de la baja de producción de maíz en esta provincia durante el 2022 se debe principalmente al alto costo de los fertilizantes, como la urea, cuyo precio actualmente supera los 50 dólares por quintal.

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Eso hizo que los agricultores sembraran menos hectáreas que en el 2021 y también se redujeran las toneladas de maíz producidas por hectárea. Actualmente el precio mínimo de sustentación del quintal de maíz establecido por acuerdo ministerial es de 15,57 dólares el quintal seco y limpio con un 13 % de humedad y un 1 % de impureza.

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De acuerdo con García, el año pasado en Manabí se sembraron cerca de 90.000 hectáreas y el promedio de producción era de 6,5 toneladas de maíz por hectárea; mientras que para el 2022 se tuvo el reporte de que se sembraron unas 80.000 hectáreas y se estima que el nivel de producción en este año llegará a las 5 toneladas por hectárea.

Las cifras expuestas indican que en el 2021 en Manabí se cosecharon cerca de 540.000 toneladas métricas de la gramínea, mientras que para el 2022 la producción no sobrepasará las 400.000 toneladas métricas de maíz.

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Si se concretara esa proyección para este año de 400.000 toneladas métricas de maíz, sería la cifra más baja de los últimos tres años en la provincia, pues de acuerdo con una estadística del Ministerio de Agricultura en el 2020, en esta provincia se sembraron 82.123 hectáreas, que produjeron 457.421 toneladas, a un rendimiento de 5,57 toneladas por hectárea en el año en que se anunció la crisis sanitaria por el coronavirus.

García señaló que precisamente la aparición del COVID-19 también dejó una secuela entre los agricultores manabitas, sumados a la dificultad de importar otros insumos, y la guerra entre Rusia y Ucrania, de donde viene un alto porcentaje de fertilizantes, han provocado que producir maíz sea caro.

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“Eso hizo que muchos productores en lugar de aplicar, por ejemplo, diez sacos de fertilizante por hectárea, aplicaron máximo ocho, en otros casos ni siquiera eso, sino que diluían fertilizante en agua y lo aplicaban de manera directa a la planta, lo que obviamente al final repercute en los rendimientos”, señaló García.

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A estos problemas se sumó el tizón o quemazón de las plantas de maíz, que afectó entre un 10 % y 15 % de lo cultivado, según reconoció Jofre Quimí, presidente de la Asociación de productores de maíz Agromanabí, ente que agrupa a diez gremios productores del grano en Manabí.

Quimí coincide con García en el hecho de que el quintal de urea subió de un promedio de 19 a 20 dólares hasta 56 dólares, pero dijo tomar la palabra del presidente Guillermo Lasso sobre la posibilidad de un acuerdo para obtener fertilizantes a un precio accesible para el agricultor.

“Esperamos que este subsidio sea participativo, en donde los agricultores puedan acceder a un kit que no sea tan caro, pero que contenga buenos fertilizantes y así tener un excelente maíz. Lo que no queremos es que nos impongan las empresas (que oferten fertilizantes tras acuerdo con Gobierno), los productos, sino escoger los productos que nosotros sabemos necesitamos para sembrar maíz”, sostuvo Quimí. (I)

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