A Samira le preocupan los índices delictivos; sale con lo justo para gastar, ya no usa joyas ni reloj y evita llegar en la noche a su casa. Fabricio está intranquilo porque no consigue empleo y, por ende, no genera ingresos. Mientras que Pía no deja de pensar que en algún momento su salud podría verse comprometida por la pandemia de COVID-19.

Aunque los problemas son distintos, todos pierden el sueño por las preocupaciones.

Un estudio realizado por la encuestadora Click Report demuestra seis problemas que no dejan dormir al ecuatoriano; la mayoría, económicos.

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El 26,25 % de los 760 encuestados menciona que el alto costo de la vida y problemas económicos le quita el sueño. También al segmento de 36 a 50 años le afecta más (30,13 %), seguido de los mayores de 51 años (27,55 %) y de los menores de 35 años (23,50 %).

Para el economista Héctor Delgado, la preocupación se acentúa más desde los 36 hasta los 50 años, porque en esta edad ya está conformada una familia y tienen que contemplar gastos en educación, alimentación, vivienda, entre otros.

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Los jóvenes tienen menor impacto en este rango y, según Delgado, es por disminución de las responsabilidades. El alto costo de la vida aqueja más a mujeres que a hombres, de acuerdo con la encuesta.

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El segundo problema es la delincuencia, con el 24,44 %. Y solo el 0,53 % separa a hombres y mujeres, lo que significa que el impacto es casi a la par.

“La delincuencia en años anteriores no era el segundo problema. Le ha ganado a la pandemia, pero esto trae consecuencias económicas”, dice Delgado.

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Por ejemplo, si un ciudadano está preocupado por la inseguridad y opta por no salir y no consumir, serán los negocios quienes vean ese impacto.

“Es un tema delicado. También habrá personas que ya no quieran invertir”, apunta el economista.

La pandemia y el desempleo son otros de los problemas que no dejan descansar al ecuatoriano. En el caso de la pandemia, preocupa más a las personas de entre 18 y 35 años (19,32%), sobre todo a las mujeres en Quito.

La psicóloga Suelyng Layman piensa que este factor surge no solo por el cuidado de la salud, sino por otros motivos ligados al COVID-19, como mayor gasto en caso de contagio.

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Problemas%QuitoGuayaquilMujeresHombres
Alto costo de la vida / problemas económicos26,25 %25,83 %26,67 %25,08 %27,10 %
Delincuencia / inseguridad24,44 %20,83 %28,06 %24,75 %24,22 %
Pandemia16,67 %20,56 %12,78 %16,50 %16,79 %
No tengo trabajo16,25 %15 %17,50 %19,47 %13,91 %
Problemas de salud9,44 %10 %8,89 %8,58 %10,07 %
Problemas familiares6,94 %7,78 %6,11 %5,61 %7,91 %

“Esto es real, porque si hay un rebrote pensamos en que volveremos a lo de antes: que se cierra todo, habrá despidos, que tendremos inestabilidad. Entonces, hay muchas más dificultades que antes por el rebrote y genera inestabilidad en los trabajos. Entonces, las personas empiezan a sentir ansiedad, porque se tambalea ese presente”, indica.

En tanto, el no tener un empleo es el cuarto problema que no deja dormir a los ciudadanos, con el 16,67 %. Y recae más en los hombres mayores de 51 años, con el 27,55 %.

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Delgado sostiene que impacta más a este segmento al tratarse de despedidos de la pandemia, que hasta ahora no han podido conseguir un empleo y vienen con un mecanismo de ingresos no permanentes.

“A medida que la edad va pasando, ese problema se acentúa un poco más”, enfatiza.

En este aspecto se focaliza el 15 % en Quito y 17,50 % en Guayaquil.

Roberto Beltrán, titular de la cátedra Unesco de Cultura y Educación para la Paz en la Universidad Técnica Particular de Loja, piensa que esta lista de problemas, entre financieros y familiares, es muy grave.

“Toda esta dinámica hay que entenderla como un grave y serio problema de salud mental. Si no lo atendemos, genera afectaciones de todo tipo en lo anímico, emocional, en las familias, en lo económico”, explica.

Agrega, por ejemplo, que más fuentes de empleo disminuirían ese indicador (16,25 %) siempre y cuando ese trabajo sea de buena calidad. Así también alivia el costo de la vida.

En tanto, hay otros problemas que están por debajo del 10 %, como salud en general (9,44 %) y familiares (6,94 %). En esta última particularidad, son las mujeres quiteñas de 36 a 50 años las que poseen mayor preocupación.

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Layman menciona que los problemas familiares pueden surgir por factores económicos, emocionales, entre otros. Ella aconseja, independientemente del problema, analizar si lo que estoy pasando es un inconveniente, cómo lo soluciono y planificarlo.

“No hay que enfocarse constantemente en la problemática”, apunta. Y ejemplifica, en el caso económico, que si una persona tiene comprometidos sus ingresos, entonces lo primordial es llevar una planificación financiera, hacer ajustes y dialogar con su núcleo familiar.

“Necesitamos un orden y planificación para no llegar al punto de no conciliar el sueño, que también nos afecta”, recomienda. (I)