En 1937 se descubrió en Pecos (Texas, Estados Unidos), la momia de un hombre que estaba bien conservada, incluso se veía lo último que había comido: plantas y saltamontes. En un estudio se asegura que esta persona falleció de Chagas, una enfermedad transmitida por un parásito, que afecta a las funciones gastrointestinales, llegando incluso a inflamar el colon.

Con técnicas de microscopía de electrones se determinó que esta persona tenía esa patología, que se transmite por contaminación fecal tras la picadura de una especie de chinche, y que provoca síntomas como fiebre, diarrea y dolores musculares, indicó Gizmodo.

"Su colon se inflamó hasta seis veces su diámetro normal y quedó incapaz de procesar alimentos. La comida se fue acumulando en su intestino y lo bloqueó por completo, provocando malnutrición y horribles dolores que tuvieron que alcanzar hasta la espina dorsal a tenor del tamaño de la inflamación", se indicó en la publicación.

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Se especula que por eso fue alimentado con saltamontes, a los que se les quitaron las patas, para que pueda digerirlos. "Los insectos son ricos en proteínas y al ser un alimento blando y rico en agua probablemente era de lo poco que el infortunado enfermo podía comer", se añadió.

En el caso de esta momia, los dolores habrían sido muy intensos, según se concluye tras observar que en su intestino había estructuras de plantas completamente rotas, algo que normalmente no sucede, porque no las digerimos. En su caso, la intensa presión de su intestino provocó que se aplasten.

"Los saltamontes también demuestran el cuidado y los esfuerzos que la tribu a la que pertenecía el enfermo dedicó a intentar ayudarle los últimos días de su vida. No es la primera vez que se registran esos cuidados paliativos en enfermos de hace miles de años", se concluyó. (I)