El padre de Andrés Robalino falleció el 27 de marzo pasado de coronavirus. “No alcanzó a llegar al hospital, a mí me tocó cargar su cuerpo del carro para meterlo al ataúd y velarlo antes de que cierren el féretro porque mi madre es de la tercera edad y mis otros dos hermanos estaban contagiados”, cuenta.

En ese entonces aún no estaban bien definidos los protocolos para el tratamiento de los cuerpos. Los familiares del fallecido tenían que hacer las gestiones para cremar o sepultar.

Andrés, de 39 años de edad, se encargó así del trámite de la sepultura, en la que estuvo solo sin el acompañamiento del resto de sus familiares.

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“Me tocó asimilarlo violentamente para seguir porque después quién se encargaba de mi familia, mi esposa (Catherine Yagual) estaba embarazada en ese entonces”, señala.

Ahora se prepara para una Navidad sin su padre, pero con un hijo de tres meses de nacido de su actual compromiso con Catherine, que se suma a otro que tuvo anteriormente.

“Nunca más será lo mismo para toda mi familia porque en el 2019 perdimos a mi única hermana, entonces ya veníamos de un duelo”, menciona Andrés.

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La navidad del 2019 fue la última que compartió Andrés con su padre. (I)