Con meses en los que el precio del quintal de papa ha estado por debajo de los 9 dólares, los productores intentan buscar nuevos canales y alternativas industriales para colocar el producto.

En Carchi, donde existe una importante superficie dedicada a este cultivo, los papicultores cuentan que durante este año los precios se han desplomado y reciben la mitad de lo que conseguían hasta antes de la pandemia.

Productores refieren que mientras en enero un quintal de papa se vendía entre 15 y 18 dólares, ahora se está pagando de 7 a 9 dólares, dependiendo de la calidad.

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En los meses críticos de la pandemia, los productores tuvieron complicaciones para colocar el producto y quienes pudieron hacerlo vieron reducidos los pedidos por una contracción en la demanda ante el cierre de negocios.

“Hay un bajo consumo, el confinamiento, la pandemia también afectó la comercialización y los precios. En este cultivo, la oferta y la demanda fija precios”, asegura Fernando Chulde, técnico del Ministerio de Agricultura en la zona de Carchi.

En Ecuador, el consumo per capita de papa es de 23 kilos, y eso pudo haber bajado en este año por la situación.

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Lo que sucede en el país con los bajos precios de la papa es algo que también han experimentado productores de países de la región como Colombia, Bolivia y Chile.

Con un mercado con precios deprimidos, hay asociaciones que han tenido acercamientos con industrias y firmas de catering para tratar de colocar parte de la producción.

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Indproalpa, empresa creada hace un año para procesar la papa en Carchi, capta parte de la producción para procesarla.

Luis Jurado, gerente de Indproalpa, señala que ellos están empacando papa fresca (bajo la marca La Pastusita), produciendo almidón de papa (para embutidos), balanceado para vacas y papa precocida.

Desde este segundo semestre comenzaron a retomar contactos para poder encontrar más clientes que reciban especialmente la papa precocida tipo bastón, que al momento se entrega en Ibarra y Quito. Para ese fin se usa la papa superchola.

Producen 1 tonelada mensual de papa precocida, que significa un 10 % del total del tubérculo que manejan, pero están en capacidad para fabricar más. Entre la papa fresca y otros productos trabajan unas 20 toneladas mensuales.

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“Hay precios bajos, por eso estas alternativas de industrialización son las que se deben fortalecer”, dice Jurado.

Competir en el mercado de la papa precocida o la papa prefrita congelada no es un asunto fácil, pues hay una competencia que llega importada y que es preferida porque las tiras son más grandes.

Se estima que las importaciones de papa bordean los 10 millones de dólares anuales. Llegan de Holanda, Bélgica y Canadá.

En el anterior Gobierno ya hubo intentos por sustituir importaciones. En Carchi incluso se creó Nutripapa, una empresa que tenía planes de procesar 18 toneladas diarias. Y uno de sus productos era la papa bastón prefrita congelada. La empresa está en proceso de disolución-liquidación, según datos de la Superintendencia de Compañías.

Un vocero de esa empresa asegura que dejaron de operar en el 2017. La última entrega fue de 10.000 kilos a una compañía que labora con productos congelados. Parte de la maquinaria ya se ha desmontado. “Se perdió bastante plata en esto”, señala.

Actualmente la empresa Hortaleg, que tiene instalaciones en Píntag, Pichincha, y en Santa Ana, Manabí, industrializa y comercializa papas prefritas congeladas. En supermercados de la Corporación La Favorita lo hace bajo la marca La Original.

En ese mismo autoservicio, Kypross Foods expende papa prefrita congelada con la marca de Supermaxi. El producto es importado desde Bélgica. En la cadena Mi Comisariato también se vende papa prefrita que llega de la Unión Europea. (I)