En la parroquia de Pifo, al nororiente de Quito, fueron encontrados sin vida dos niños, de 5 y 9 años hace 10 días. En la misma casa fue hallado un hombre de 28 años enterrado en el baño de la vivienda. Fue identificado como Jaime Yanchaguano. Él estaba cubierto con plástico y cemento. Los tres habrían muerto envenenados. En una mesa hallaron una sustancia sospechosa.

María C., la madre de los niños, también con signos de envenenamiento, fue hospitalizada entonces, pero hoy la mujer ya recuperada está presa en el Centro de Rehabilitación Social de Cotopaxi (Latacunga) y, según las investigaciones de la Policía, esta mujer no solo habría acabado con la vida de sus hijos y del hombre hallado en el baño, sino que estaría relacionada con un cuarto crimen.

A María se la investiga por una muerte ocurrida en junio. En ese caso la víctima es Marco Escanta, de 48 años, quien también habría fallecido envenenado en su casa, también en Pifo, esto luego de una reunión social.

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Aunque al principio no fue catalogada como una muerte violenta, las huellas de María C. fueron descubiertas en varias botellas de cerveza y hoy se relacionaron los casos.

Pero se descubrió además que en septiembre pasado la sospechosa habría intentado envenenar a su madre y a dos de sus hermanos.

Por el consumo de la sustancia, la madre de la sospechosa, una mujer de 56 años, habría sufrido un derrame.

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La mujer es sospechosa de intentar envenenar también a una mujer que fue a su casa a pedir trabajo, el 5 de octubre.

El jefe de la Unidad de Muertes Violentas (Dinased), el general Fausto Olivo, manifestó que se determinó que la sospechosa sería una “asesina en serie”. Añadió que las “muertes fueron planificadas, con conciencia y voluntad”.

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La Policía busca determinar si hay más muertes. (I)