Las actividades cotidianas de los astronautas siempre han causado inquietud. La forma en cómo se lavan los dientes, cómo duermen, qué comen, cómo se lavan el pelo, etc., son solo algunas de las interrogantes que muchos se han planteado.

Sin embargo, una pregunta quizás menos popular, pero más difícil de responder, es cómo van al baño, sobre todo, cómo lo hacen las mujeres. Como en muchas otras profesiones y actividades, en sus inicios, ser astronauta se consideró algo solo para hombres y por ende todo se diseñó en función de esto, marcando un camino más complejo para las mujeres que, desde hace algún tiempo ya, también se desempeñan en estas tareas.

Luego de 60 años, desde que los seres humanos fueron al espacio por primera vez, finalmente este año la Estación Espacial Internacional (EEI) contará con un nuevo inodoro, más cómodo para hombres y mujeres. Para lograrlo, la NASA gastó $23 millones en el Sistema Universal de Gestión de Residuos, que podría convertirlo en el inodoro más caro del universo, según una publicación del sitio web The Atlantic.

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Se trata de un diseño más pequeño y ligero que la versión anterior. Es más fácil de mantener, lo cual es útil porque cuando un inodoro espacial tiene una fuga, los astronautas no pueden llamar a un plomero. Sus tubos de metal ahora están impresos en 3-D y aún así son capaces de resistir el ácido utilizado para tratar la orina de los astronautas antes de que se convierta en su agua potable.

Pero la característica principal de este inodoro es que permitirá algo que hasta ahora no era posible en los baños del espacio: orinar y defecar al mismo tiempo, dos funciones corporales que para las mujeres son más difíciles de separar.

Por muchos años, las mujeres astronautas se han colocado cuidadosamente sobre el recipiente (que recoge los desechos corporales), intercambiando consejos con sus colegas sobre las mejores prácticas y tratando de arreglárselas con un diseño que no fue construido para sus cuerpos.

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¿Cómo son los inodoros en la EEI?

Los inodoros que tenemos es casa son muy distintos a los que hay en la EEI. Los astronautas orinan en un embudo de mano y defecan en un dispositivo que parece una versión más pequeña de un inodoro tradicional. Un ventilador dentro de cada aparato succiona los desechos del cuerpo, una función importante en un ambiente donde todo flota. La orina se transforma en agua del día siguiente, mientras que las heces se comprimen en un recipiente extraíble y, finalmente, se envían en una nave espacial de basura especial que se quema en la atmósfera.

Realmente se trata de un proceso cuidadoso tanto para hombres como para mujeres, debido a que algo podría salir mal si se coloca el embudo demasiado cerca o lejos del cuerpo.

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Esto es aún más complejo para el equipo femenino, que generalmente realiza las dos funciones al mismo tiempo. “Es un poco difícil estar en el asiento y aun así llevar el embudo a donde debe ir”, dijo Jessica Meir, una astronauta de la NASA.

El baño actual en el segmento americano de la Estación Espacial Internacional. (Imagen: Jack Fischer / NASA)

Antes de viajar, los astronautas son capacitados para diversas tareas, cómo usar y reparar el inodoro es algo para lo que también son entrenados previamente. Meir señala que la capacitación es crucial para comprender la plomería de los inodoros viejos, pero el mejor consejo para usarlos realmente proviene de sus compañeras astronautas.

Cuando Meir voló a la IEE el año pasado, su mejor amiga, Christina Koch, ya estaba allí. Koch le mostró cómo ubicarse y qué pasamanos y soportes para los pies la ayudaban más. “De hecho, descubrí que podía hacerlo con el inodoro existente, aunque otras mujeres no han podido. Entonces, definitivamente fue por algunas diferencias anatómicas, o quizás solo algunas diferencias técnicas”, dijo Meir. "Me sentí tan aliviada al darme cuenta de que podía hacerlo, porque pensé, 'esto va a ser realmente molesto si no puedo hacerlo'".

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El nuevo artefacto fue diseñado específicamente pensando en la anatomía femenina. The Atlantic señala que, entonces, el Sistema Universal de Gestión de Residuos es más que un inodoro: es un símbolo de un programa espacial estadounidense cambiante que durante sus dos primeras décadas llevó solo hombres al espacio.

Aunque la mayor fuerza laboral de la NASA sigue siendo masculina, hay más mujeres astronautas que nunca, por lo que la agencia ha debido adaptar su tecnología. “Ya era hora”, dijo Nicole Stott, una astronauta jubilada de la NASA que voló en dos misiones a la estación espacial.

Cambios necesarios

La NASA recogió las opiniones de mujeres astronautas para elaborar el nuevo sistema. Aunque la configuración básica es la misma, los ingenieros han remodelado completamente el embudo de orina para adaptarse mejor a la anatomía femenina, indica Melissa McKinley, gerente de proyecto. También realizaron cambios en la posición tanto del embudo de orina como del asiento del inodoro, lo que permitió que las mujeres los usaran más cómodamente al mismo tiempo.

Stott y Meir compararon el torpe diseño del inodoro con el suministro de trajes espaciales de la NASA para los astronautas que trabajan fuera de la estación espacial. El año pasado, la agencia se vio obligada a reorganizar una caminata espacial porque no había suficientes trajes espaciales a bordo para adaptarse a Koch y Anne McClain, quienes necesitaban uno de talla mediana. Un hombre tuvo que reemplazar a McClain.

El guardarropa actual de la NASA fue en gran parte diseñado en la década de 1970 y, en los 90, se detuvo la producción de nuevos trajes debido a recortes presupuestarios. Además, antes del 2019, la NASA nunca había planeado una caminata espacial de dos mujeres, la EEI no estaba preparada con suficientes prendas para sus tripulantes. La NASA también está tomando cartas en este asunto y su próxima línea de trajes será más diversa.

La NASA quiere enviar a la primera mujer a la luna como parte de su programa Artemis, llamado así por la hermana de Apolo en la mitología griega. Se espera que la última tecnología de inodoros especiales esté disponible en esta misión. (I)