Con pistolas de juguete cerca de diez niños sorprenden y asaltan a quienes ingresan al plan habitacional Socio Vivienda 2, en el noroeste del Guayaquil.

Un equipo de EL UNIVERSO llegó a esta zona la mañana del viernes 24 y captó imágenes que parecían sacadas de una película de mafias y demás, pero habitantes lamentaron que esas escenas sean parte de la cruda rutina.

En menos de 10 minutos los menores, de entre 8 y 12 años se acercaron a cuatro tricimotos y a un bus. Mostraron sus armas, las cuales tienen hasta cargador, y con amenazas intentaron asaltar a pasajeros.

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Se mostraban seguros, no parecía intimidarlos la presencia de los policías, incluso les mostraban las armas plásticas, muy parecidas a las reales.

"Hay quienes se asustan y les dan sus cosas. Otros, que ya sabemos de qué se trata, pasamos de largo o les damos una moneda", contó un hombre que maneja una tricimoto y quien explicó que las verdaderas víctimas son quienes llegan de visita a la zona.

Los niños atacan frente a la Unidad de Policía Comunitaria (UPS), sin que los uniformados que vigilan en cada esquina puedan hacer algo.

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"Son pistolas de juguete con balines, lo máximo que podemos hacer es quitárselas y como son niños no se puede hacer nada con ellos más que retarlos", dijo un policía, quien desde hace casi dos años está asignado a esta zona y quien confesó que ya no sabe qué hacer con la situación de violencia que se vive en el sector.

Ahí el jueves 23 un hombre fue asesinado a tiros y una niña de 11 años resultó gravemente herida, todo eso en medio de la pelea de territorio para la venta de estupefacientes.

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Estos ataques entre grupos son común en el sector, donde en febrero pasado se viralizó un video en el que se observaba a al menos seis niños asaltando a un taxista que ingresó con una carrera a la segunda etapa de Socio Vivienda.

El impacto de la escena fue tal que motivó la quinta intervención policial. Llegaron 500 policías, patrulleros y un helicóptero. Entonces se desalojó a cinco familias de viviendas, donde, según el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), se vendía drogas y otras estaban abandonadas.

También se detuvo a dos sujetos por posesión de drogas, pero el problema social no se ha acabado y los menores siguen delinquiendo.

Las autoridades no han desarrollado los programas de acompañamiento social que tanto se han promocionado y que también aluden políticos.

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Así lo mencionó una lideresa comunitaria que constantemente denuncia la situación y la que ha sido amenazada en varias ocasiones. Tan peligrosa es la situación, indicó la mujer, que aseguró que sale con un machete a esperar a su hija en la parada de buses, cuando llega en las noches del trabajo.

Según la dirigente barrial, la mayoría de estos menores tienen a uno o a ambos padres en prisión y en algunos casos sus madres han muerto de sida.

La mujer mencionó que algunos estarían “botados”, que la mamás tendrían antecedentes y ellos buscan la forma de sobrevivir.

Pidió ayuda urgente a las autoridades para salvar a los menores, pues consideró que terminarán dentro de una celda.

Diez años de violencia

Hace una década las primeras familias llegaron a Socio Vivienda. Fueron reubicados desde la isla Trinitaria y el suburbio, luego de que el Ministerio del Ambiente desalojara las riberas del estero Salado. Allí se construyó un malecón.

Con el pasar de los años, Socio Vivienda comenzó a conocerse como ‘la favela’. Algunos denunciaron que sus propios vecinos les tumbaban las puertas en la madrugada para robarles. Eso motivó que familias abandonaran las casas. La zona crítica del plan habitacional se conoce como La Barraca, comprendida por cuatro cuadras, justo en el ingreso a la segunda etapa, donde los taxistas son asaltados.

Hoy en día Socio Vivienda tiene más de 24 000 habitantes en tres etapas. Pese a las constantes intervenciones la situación parece empeorar. (I)