Todos tienen un familiar o amigo que siempre pide que se regule la temperatura del aire acondicionado porque siente mucho frío, pese a que el resto de personas están a gusto con la temperatura.

Esto tiene una explicación que está relacionada con ciertos aspectos del organismo de cada ser humano, recoge una publicación del portal Asociación Educar:

  • El grosor de la piel: Esto es algo completamente genético. A mayor grosor, más protección ante las temperaturas externas y menor pérdida de calor interno.
  • Cantidad de grasa corporal: Los lípidos no son buenos para disipar el calor, por el contrario, son retenedores. Por consiguiente, al igual que la piel, a mayor cantidad más protección. Quienes son más flacos o tienen un bajo índice de grasa corporal probablemente estén menos protegidos ante las bajas temperaturas. Esto no quiere decir que todos debamos engordar, ya que esto trae consigo muchos más riesgos que ser un poco más friolentos.
  • Las sobreexigencias: el estrés continuo afecta negativamente a todo nuestro sistema nervioso autónomo, siendo un factor que dificulta una correcta homeostasis (Propiedad de los organismos que consiste en su capacidad de mantener una condición interna estable compensando los cambios en su entorno mediante el intercambio regulado de materia y energía con el exterior).
  • Privación prolongada del sueño: produce como primer síntoma sensación de frío excesiva.

En muchos de estos casos solo hace falta un abrigo. Sin embargo, si la reacción es incómoda y persistente, la persona debe acudir al médico, ya que hay problemas de salud que pueden generar una mayor sensibilidad a temperaturas bajas.

Publicidad

"Por ejemplo, la tiroides al aumentar el metabolismo corporal, acrecienta la temperatura corporal. Por consiguiente, una excesiva sensibilidad al frío puede ser un signo de hipotiroidismo", se detalla la publicación. (I)