Sus diez años laborando en un club de Guayaquil como bartender terminaron en medio de esta pandemia. Milton Castro, de 57 años, recibió una mañana de fines de mayo una llamada para que se presente al trabajo. La encargada de atenderlo le indicó que debía firmar una "renuncia voluntaria".

Al inicio se negó porque consideró que si iban a terminar su vínculo laboral debía recibir una liquidación como despido intempestivo. Como requería dinero para afrontar sus gastos y una intervención quirúrgica terminó firmando el papel. "Me estaban dando $4000, pero de allí descontaron como $1100 por los meses que había cobrado", lamenta.

A Patricio Meza, quien trabajaba como perforista en una empresa, también lo llamaron para indicarle que debía firmar su renuncia voluntaria ante la situación que vive el país. "Por cuatro años, ganando $900 mensual, me quieren dar $226", dice contrariado.

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El uso de la figura de 'renuncia voluntaria' para hacer desvinculaciones en medio de esta emergencia sanitaria se suma a los reclamos de desempleados que han perdido sus puestos bajo el argumento de fuerza mayor.

Desde que comenzó la emergencia sanitaria se contabilizan cerca de 180 000 despidos, según cifras del Ministerio de Trabajo. Y hasta fines de mayo se estimaba que 12 888 trabajadores perdieron sus empleos por fuerza mayor, que no contempla indemnización.

Sondeos efectuados por firmas y profesionales que trabajan en el área de talento humano indican que la pandemia golpeó fuerte a las empresas de sectores de turismo, aviación, entretenimiento, comunicación, servicios.

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Y dentro de los puestos, los más afectados en este periodo fueron cargos operativos como secretarias, asistentes administrativos, limpieza, mensajería, cuyas funciones quedaron prácticamente sin requerimiento en estos meses, estima Roberto Estrada, socio de Deloitte Consulting.

Durante las últimas semanas, a medida que se ha ido relajando el confinamiento, las dependencias del Ministerio de Trabajo han recibido a desempleados que van en busca de información de cómo proceder a reclamos. Allí llegan muchos que eran de la cadena del sector turístico.

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Geovanny Polo, director de la Red de Talento Humano, cree que si se tuviera que definir una escala de los sectores más afectados, allí puede estar el sector turístico. "Hay negocios en este sector que aún no se reactivan y ha salido personal", sostiene.

El impacto en esa cadena ha sido fuerte. El sector hotelero, por ejemplo, registró despidos, incluso con protestas porque hubo desvinculaciones bajo la figura de fuerza mayor. Manuel Fernández, exempleado de un hotel, dice que por 39 años de servicio le quieren dar un finiquito de $265. Él, al igual que sus compañeros, a través de videos colgados en las redes sociales, reclaman una indemnización justa.

Sin movimiento turístico por las restricciones el golpe también alcanzó a las agencias de viajes y aerolíneas. Andrés Muñoz, piloto y vocero de los empleados de Tame, empresa en proceso de liquidación, señala que para los trabajadores de este sector será complejo reinsertarse otra vez por la crisis que afecta a la industria aérea.

Solo en Tame hay 45 pilotos y copilotos y 90 tripulantes de cabina. "Acá aumentará la ola migratoria como hace 20 años, ya funcionando tres empresas había 2000 pilotos en desocupación", indica.

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Los restaurantes también han ajustado plantillas. Unos cerraron sucursales y otros redujeron su personal de cocina y de atención para seguir operando con menos aforo.

Félix Montiel, abogado laboral, estima que por los empleos que se están perdiendo esta crisis tal vez puede ser comparable con la de 1999, pues incluso supera la del terremoto del 2016. “Estas reducciones de nómina es posible que duren hasta finales de año”, dice. (I)

La 'renuncia voluntaria'

El uso de la figura de renuncia voluntaria en medio de esta emergencia sanitaria ha generado quejas entre empleados que aducen que fueron instados a firmarlas.

Félix Montiel, abogado laboral, explica que cuando un trabajador desea retirarse voluntariamente de la empresa presenta su renuncia y esta es aceptada por el empleador se configura un acuerdo de las partes (art. 169 numeral 2 del código de trabajo).

Cuando una renuncia es forzada por el empleador se podría generar una controversia dado que no existe voluntariedad, indica.

"Es en vano inducir una renuncia si no hay un acuerdo entre las partes real", señala Montiel.

La diferencia entre las dos figuras es que en la renuncia voluntaria se genera un valor de liquidación automático y cuando hay un acuerdo de las partes de manera real en ese momento se puede negociar la liquidación.

La Ley Orgánica de Apoyo Humanitario prevé en su artículo 16 al 18 que las partes pueden llegar a acuerdos para preservar el empleo.

El Ministerio del Trabajo indica que la renuncia voluntaria no puede ser inducida ni obligada. Las personas que se encuentran en esta situación pueden presentar su denuncia a través de los canales habilitados para el efecto. (I)

¿Emprender o buscar empleo fijo?

Gladys es una joven que laboraba en una cadena de comida en Guayaquil. A ella la llamaron para que firme un documento como renuncia voluntaria. No firmó y decidió llevar su reclamo al Ministerio de Trabajo. Está en busca de empleo, pero no consigue, así que analiza emprender.

Es la vía que están tomando desempleados ante la falta de espacios en el mercado.

Geovanny Polo, director de la Red de Talento Humano, dice que es importante que la gente no solo dependa de una sola fuente de ingreso, sino que tenga una alterna en caso de que algo afecte a su trabajo.

"Hay gente que ha trabajado toda la vida en un sola actividad, es bueno siempre aprender algo nuevo", indica.

Polo indica que buscar un emprendimiento es importante en estos momentos para no solo depender de un ingreso fijo. (I)