Las guitarras, bandolines, rondines, flautas, melódicas, churos, entre otros instrumentos musicales, con los que intérpretes de Antonio Ante, en Imbabura, amenizan el Inti Raymi, estuvieron en silencio este 23 de junio, fecha central de esta fiesta ancestral.

Los Otavalos, Natabuelas, Chalturitas, Cercado y seis sectores y comunidades del Pueblo Kichwa Otavalo – Jatuntaqui, decidieron renunciar por primera vez a organizar masivamente esta celebración que anuncia el comienzo del nuevo año.

Marco Lima, presidente de este colectivo intercultural que agrupa a 18 comunidades explicó que con la municipalidad promueven desde hace 15 años el fortalecimiento de este encuentro que vigoriza la identidad cultural de los pueblos.

Publicidad

Sin embargo, frente a la pandemia en esta ocasión decidieron realizar un acto simbólico el pasado domingo para agradecer a la Madre Tierra por las cosechas y el reencuentro familiar en el Centro Ceremonial Pailatola, ubicado en el casco urbano.

La Plaza Cultural San Luis, la Plaza Cultural El Sol, La Orozcotola y Pailatola, centros ceremoniales donde se realizan los rituales permanecieron desolados estos días, en los que el zapateo, el bullicio, el consumo de la chicha sagrada, los sanjuanitos y los ritmos de guerra, ponen la tónica en esta fecha.

La toma de las plazas podría retornar el próximo año, si la situación mejora, dice Segundo Cachimuel, de Huasicama, quien aclara que la determinación buscó preservar la salud de la población, que debe continuar confinada para evitar más contagios.

Publicidad

Rosa Manrique, gestora cultural del Pueblo Natabuela, explicó que esta celebración congrega anualmente a 3000 personas, entre las que se incluyen turistas nacionales y extranjeros que visitan este sector imbabureño.

La música ancestral convoca a zapatear y bailar fuertemente y también al relajamiento, ya que marcan el inicio y llegada a uno u otro lugar, donde se comparten alimentos y bebidas.

Publicidad

Entre los manjares gastronómicos que son parte de la pambameza o mesa general de alimentos que rinden tributo a la Pacha Mama están: la colada de maíz, el cuy, la gallina y diversos frutos y frutas de la zona.

La chica de jora, un fermento del maíz, tiene un proceso de elaboración que comienza con la selección del maíz, que luego es cosechado, preparado y molido para extraer la harina con la que se elabora la bebida.

"En nuestro territorio participa toda la familia y está descartada la violencia, porque consideramos que es un tributo a la productividad y la naturaleza y al mismo tiempo invitamos a la unidad", enfatizó Camilo Limaico, patrón de los 50 Mil Hombres, ganadores de un premio cultural.

El domingo último unas 25 personas, entre patrones, huasicamas, lideresas, músicos, efectuaron un saludo a la Pacha Mama, en un acto simbólico que se extendió por dos horas y en el que utilizaron los elementos de bioseguridad.

Publicidad

Raymundo Gómez, alcalde mayor del Pueblo de Natabuela, comentó que a través de este reencuentro que se desarrolló con un rito de agradecimiento, entregaron un manifiesto a todos los dirigentes de las comunidades.

En el documento constan cinco puntos con las siguientes sugerencias: Quédate en casa, respetar las medidas de bioseguridad, distanciamiento a dos metros, no a las reuniones, y fortalecimiento de la fiesta.

Al final del escrito señalan: “Muy pronto nos volveremos a reencontrar cuando sea superada la pandemia”. (I)