El volcán Sangay está en un proceso de erupción permanente desde mayo de 2019, razón por la que mantiene continuas explosiones que expulsan ceniza, las cuales llegaron hasta Chimborazo y Guayas la madrugada del martes debido a los fuertes vientos de estos meses.

El Sangay, ubicado en Morona Santiago -a unos 45 km de Riobamba-, es un volcán del tipo estratovolcán, similar a otros de la zona de los Andes como el Tungurahua o Reventador. Mide 5230 metros y tiene un diámetro de entre 10 y 12 kilómetros.

Es el volcán que está más al sur del Ecuador y es parte de la cordillera Real, que a su vez es parte de los Andes.

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"No se sabe exactamente cuando empezó su actividad, pero probablemente alrededor de 300 o 400 mil años atrás. No es una estructura nueva en el paisaje del Ecuador", dice Benjamin Bernard, vulcanólogo del Instituto Geofísico, quien agrega que por ende ha tenido muchas erupciones, incluyendo más grandes que la de ahora.

Este volcán ya había tenido periodos eruptivos antes de 2019 y el que está pasando en este momento está caracterizado por explosiones que producen cenizas que alcanzan 2 o 3 km de altura y luego son llevados por vientos hasta otros lugares.

El Sangay también tiene un flujo de lava en el flanco sur-oriental, el cual ha sido permanente en el último año y periódicamente ha colapsado su frente, formando lo que se llama una corriente de flujo piroclástico, una mezcla de gas, ceniza, bloques, que bajan por las entradas del volcán. En este caso a la cabecera del río Volcán. En ocasiones esos depósitos son removidos por la lluvia y provocan lahares y aumento de sedimento en el río Upano.

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Cuando hay un colapso de lava y cuando hay vientos fuertes como los de la noche del 8 de junio, estos transportan la ceniza a zonas pobladas.

"La mayoría de veces la gente no se da cuenta porque no llega a grandes ciudades, pero sí hay poblaciones ccercanas al volcán que han sido afectadas de manera repetitiva en el último año", dice Bernard.

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Entre lo positivo se resalta que al estar en un continuo proceso de erupción, el Sangay no está acumulando energía en su interior y eso evitará que tenga una gran erupción como la del Tungurahua en 2006 o la del Reventador en 2002.

Por ello, es probable que lo ocurrido entre el lunes y el martes de esta semana vuelva ocurrir próximamente, pero no se puede dar una fecha, ya que podría ser en semanas, meses o años. Además de que dependerá de las condiciones atmosféricas para saber si afectará a otras provincias como Guayas y otras localidades. En todo caso, mientras más lejos se está del volcán es menor la caída de cenizas y por ende las afectaciones son menores.

Por suerte el volcán no tiene poblaciones en sus flancos y no hay quienes corran peligro, pero sí puede afectar con ceniza a las localidades que están a 20 o 25 km, como ya se ha visto el último año en zonas agrícolas a esa distancia.

Una historia de erupciones

Antes de que se activara en 2019, el Sangay ya había tenido procesos eruptivos en 2018, 2017, 2016. Pero en esos periodos tuvo procesos que duraron pocas semanas o meses. El actual proceso es el más largo después del 2000. Hubo algunos similares en la década del 1970 (75-76).

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"Hubo fases más antiguas importantes como en 1934 o si regresamos más en el tiempo podemos ver erupciones más grandes como en 1628, cuando la ceniza del Sangay llegó hasta Riobamba, cuando dijeron que hubo varios días de ceniza en la ciudad", cuenta Bernard, quien también dice que no se prevé que pase algo así porque sigue defogando el material y no hay razón para tener una erupción mayor.

No hay una explicación científica a por qué un proceso eruptivo dura X tiempo. Solo se sabe extremadamente variables y se pueden dar en días, semanas, meses y a veces años. Por ejemplo, el volcán Reventador está en actividad desde 2012 y tiene 8 años y todos los días ha tenido explosiones y emisiones de ceniza.

"Aún no existe la tecnología para saber por qué pasa eso", concluye Bernard, quien también explica que no necesariamente el que esté activo un volcán significa que esté en erupción, sino que está activo porque tienen señales en su interior, como es el caso del Chiles-Cerro Negro, que está en la frontera con Colombia, que no ha estado en erupción, pero sí ha tenido crisis sísmicas en su interior y eso indica que está activo y que hay magma.

"Cuando decimos erupción se refiere a que el magma salió... puede ser por flujo de lava, explosiones o emisiones de ceniza. Eso es estar en erupción", afirma Bernard.

La vigilancia volcánica en Ecuador empezó en los 70 por lo que no se sabe si otros volcanes no han tenido alguna señal antes de eso. Por ende, también se usan registros históricos. Por ejemplo, el Cayambe no ha tenido últimamente actividad, pero sabemos que tuvo erupciones históricas a finales del siglo XVIII y eso nos dice que es uno activo. (I)