Un incremento en la anidación y eclosión de la garza agamí en el Parque Nacional Yasuní, mayor presencia de iguanas marinas y tortugas en Galápagos, y la regeneración natural de la vegetación en el Parque Nacional Cotopaxi son algunos de los ejemplos de cómo la ausencia de turistas ha favorecido al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SNAP) de Ecuador.

Este sistema cuenta con 59 áreas protegidas ubicadas en 20 provincias y distribuidas en 18,4 millones de hectáreas que representan el 20,29 % del territorio terrestre nacional y el 12,07 % del marino, según cifras publicadas por el Ministerio del Ambiente y Agua (MAE).

Al declararse la emergencia sanitaria por el COVID-19 en el país, el MAE cerró las actividades turísticas y de visita a las áreas protegidas del Estado, con el fin de “salvaguardar la salud de la ciudadanía, poblaciones indígenas, de nuestro personal de las áreas protegidas y de la biodiversidad local, lo que significó una oportunidad para evaluar los efectos del confinamiento generalizado en la vida silvestre”.

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Sin embargo, la cartera de Estado aclara que esta situación no impidió que el personal de SNAP continúe con su labor de proteger “el patrimonio natural del Ecuador, bajo estrictas medidas de bioseguridad”.

Indica que los guardaparques siguen realizando patrullajes en los límites de las áreas protegidas con el objetivo de evitar el cometimiento de delitos ambientales, como la cacería, pesca, invasiones y acciones humanas que pudieran causar incendios forestales.

Aunque en medio de la pandemia se han registrado hechos lamentables como la caza de venados de cola blanca de páramo en la provincia del Azuay. Hay una investigación abierta por este delito. Además, varias organizaciones ambientales han alertado sobre el aumento de la caza de especies silvestres dentro y fuera del SNAP.

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El MAE también ha aprovechado la restricción de turistas para realizar un monitoreo permanente de la flora y fauna silvestres que habitan en estos espacios protegidos.

“Esto permitió que, desde el mes de abril, al cumplirse 15 días del confinamiento personal en nuestro país, los guardaparques a nivel nacional reportasen el avistamiento de especies como venados con sus crías, osos de anteojos, cóndores, entre otras, en zonas de las áreas protegidas, en las que por la presencia de los visitantes no era común observarlas”, afirma el ente ambiental.

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Christian Cáceres, guardaparque del Parque Nacional Galápagos, cuenta que se ha incrementado la anidación de pinzones y hay mayor presencia de iguanas y tortugas marinas en estos casi tres meses de cuarentena que hemos vivido los ecuatorianos.

Por su parte, Mayra Velasco, guardaparques del Parque Nacional Cotopaxi, señala que la vegetación se ha regenerado de forma natural.

Un escenario parecido se da en el Parque Nacional Yasuní. Leslie Bustos, guardaparques del área protegida, la más grande del Ecuador continental, afirma que ha visto abundancia de varias especies de mamíferos, terrestres y acuáticos, como el mono aullador, el delfín rosado. Asimismo, se pudo determinar que existe un incremento en la anidación y eclosión de la garza agamí.

Para Wilson Rojas, director de biodiversidad del MAE, este comportamiento se puede explicar por la ausencia de ruido, menor presencia de visitantes, menos emisión de esmog, reducida carga de tráfico y circulación en vías.

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Aunque los procesos de recuperación o restauración de los ecosistemas naturales toman muchos años, estos avistamientos pueden ser un primer indicador para la toma de decisiones que mejoren el manejo de las áreas protegidas y sus procesos de conservación, dice el funcionario.

Varios especialistas, como Juan Manuel Guayasamín, investigador de la Universidad San Francisco de Quito, han alertado de la necesidad de crear corredores biológicos entre las áreas protegidas para garantizar la supervivencia de especies como los anfibios que están amenazados por la deforestación y la minería.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, las áreas protegidas son espacios naturales esenciales para conservar la biodiversidad natural, la diversidad cultural y los bienes y servicios ambientales, cuya importancia es reconocida en el Convenio sobre la Diversidad Biológica. De allí la importancia de su creación y protección.

Ecuador alberga a más del 11% de todas las especies de vertebrados terrestres del mundo, por lo que se lo considera uno de los 20 países más biodiversos del planeta. El gran reto es conservar los ecosistemas, en especial cuando se reaperture el SNAP. (I)