Mientras los humanos permanecen en cuarentena por la pandemia del COVID-19, los animales toman un respiro y regresan nuevamente a sus espacios naturales.

Un gran ejemplo son las playas de la zona hotelera de Holbox, México, la cual esta bordeada por la Reserva Natural Protegida de Yum Balam, según un artículo publicado por la revista National Geographic.

En los últimos días, en esta zona, se han visto mantarrayas gigantes a las orillas de Punta Cotos. Asimismo, se espera pronto el arribo de tortugas carey, siendo una de las más importantes, y el avistamiento de delfines que bordean la zona costera.

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Una mantarraya cerca de las playas de Holbox. Asimismo, varios animales han sido avistado en esta cuarentena. Foto: Tomada de www.ngenespanol.com

El silencio, a falta de turistas, ha hecho más notorio el canto de las aves por todas las calles ya que, esta isla, en el estado de Quintana Roo, ha sido siempre un santuario de flamencos, garzas y diversas aves migratorias que toman un descanso entre sus manglares y áreas someras.

Con los humanos confinados, la naturaleza y los animales están regresando a sus espacios

Pájaros cantando, jabalíes caminando por la ciudad y delfines de regreso en las costas. El confinamiento ha dado vía libre a los animales, que disfrutan de la calma, y los humanos se toman más tiempo para observar la naturaleza.

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En los primeros días del confinamiento por el coronavirus, los habitantes de las grandes ciudades redescubrieron el canto de los pájaros. Se vieron jabalíes en Barcelona y a un puma silvestre deambulando por las calles desiertas de Santiago de Chile.

Con la brutal caída de la presencia humana en las calles, los animales salvajes urbanos “tienen vía libre para pasear por las ciudades”, dice a la agencias de noticias AFP Romain Julliard, director de investigación del Museo Nacional de Historia Natural de París.

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Animales silvestres se han tomado zonas urbanas debido a al poca presencia de humanos. Foto: Getty Imágenes

Cita el ejemplo de los zorros. Estos animales “cambian su comportamiento muy rápidamente, cuando un espacio está tranquilo, van”, señala.

Asimismo, los animales y las aves que viven en los parques urbanos, como los gorriones, palomas y cuervos, pueden abandonar su territorio habitual y “liberar espacio para otros animales”.

En cuanto a los pájaros, no es que haya más, sino que ahora se los puede escuchar cantar.

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Algunos pájaros “dejan de cantar cuando hay ruido. Ahora vuelven a cantar”, explica Jérôme Sueur, especialista en acústica del Museo Nacional de Historia Natural. “El ruido también altera su comportamiento y genera estrés”, explica.

La desaparición de la cacofonía humana es “beneficiosa” para los animales, en plena primavera en el hemisferio norte.

En las ciudades los céspedes florecen y ofrecen recursos para abejorros, abejas y mariposas

Para el científico Romain Julliard “quizás el fenómeno más importante es que nuestra manera de ver a la naturaleza está cambiando: las personas confinadas se están dando cuenta de cuánto extrañan la naturaleza”.

Confinados en sus casas, las personas tienen más tiempo para observar la naturaleza desde sus ventanas o jardines.

La operación “confinados pero al acecho” de la Liga Francesa de Protección de las Aves incita “a la gente abrir sus ventanas, observar a los pájaros e identificarlos si pueden”, dice su presidente Allain Bougrain-Dubourg.

Sin embargo, el confinamiento de los humanos es una mala noticia para los animales que están acostumbradas a alimentarse de sus desechos.

Las cabras de montaña toman el sol en los jardines de la Iglesia de la Santísima Trinidad en Llandudno, Gales. Foto: Getty Imágenes

Otro inconveniente es que se interrumpen las operaciones de ayuda a las especies en peligro de extinción o de lucha contra las especies invasoras, señala Loïc Obled, director general Adjunto de la Oficina Francesa de Biodiversidad.

También será necesario manejar de la mejor manera el fin de la cuarentena. “La gente querrá estar cerca de la naturaleza, pero un exceso puede ser desfavorable para la fauna y la flora”, advierte Jean-Noël Rieffel. (I)