Hace un poco más de dos semanas la vida empezó a cambiar para Tony Bravo, un chonense radicado en Madrid hace 18 años. Tony junto a su esposa, también ecuatoriana, empezaron a presentar tos y fiebre, síntomas comunes del COVID-19.

“Me sentía mal ya varios días, llamaba a los teléfonos de atención por coronavirus que puso a disposición el Gobierno de España y lamentablemente no servían... llamabas y llamabas, te contestaban, pero no evaluaban tus síntomas, te decían que era normal y eso no estaba bien, yo me estaba agravando cada día”, dice Tony.

Cuando Tony empeoró decidió acudir con ayuda de su hijo al centro de salud más cercano. “Una vez que me evaluaron, me derivaron inmediatamente al Hospital Universitario La Paz y en vista de la gravedad quedé ingresado”, comenta.

Publicidad

Tony cuenta que fue ingresado en un gimnasio adaptado por la emergencia que vive el país y que, ante la alta demanda de pacientes y la falta de camas, fue tratado en un sillón los primeros cuatro días de su tratamiento en el hospital.

España anuncia que aumenta confinamiento hasta el 25 de abril por coronavirus

“Lo primero que te hacen es la radiografía de los pulmones para ver cómo están y luego la prueba de coronavirus y en mi caso salió positivo”, dice Tony, y resalta que el personal sanitario, aun con el sistema abarrotado, hace todo lo posible con los medios que tiene a su alcance, lo que les agradece.

Publicidad

"El personal sanitario y medico fueron lo máximo, no recuerdo caras ni nombres pero estoy eternamente agradecido, por ahora son mis héroes, sin dejar pasar la labor por parte del personal de limpieza, celadores, de alimentación...adentro lo que se ve es trabajo y más trabajo, las 24 horas”, refiere el compatriota.

Pido a todos mis compatriotas cuidarse, disciplinarse y seguir todas las normas de higiene y las de confinamiento porque el COVID-19 no es para nada una broma”.

Tony comenta que desconoce qué medicamentos le fueron suministrados durante su hospitalización, pero recuerda que utilizó un cilindro de oxígeno portátil para poder respirar, que periódicamente le controlaban temperatura, tensión y saturación y que por vía intravenosa recibió antibióticos y otros medicamentos fueron por vía oral los primeros días.

Publicidad

“Los dos primeros días fueron muy duros, muy duros... tenía que tomar de 4 a 6 pastillas tres veces al día”, dice.

Tras ocho días hospitalizado, Tony fue dado de “alta domiciliaria”. “Una vez que me comprobaron que podía respirar sin ayuda del oxígeno, por una noche y un día, el personal médico decidió darme el alta. Esto significa que ya tienes mejorado y controlado el COVID-19 y que el resto de tratamiento lo tienes que hacer en casa, aislado en una habitación”, relata. (I)