La fanesca, plato típico de esta época, ha sido una suerte de “oxígeno para sobrevivir” para varios restaurantes que, por la cuarentena, ahora lo ofrecen exclusivamente a domicilio. El consumo de este manjar ha tenido buena demanda desde hace algunos días y se ha disparado en la Semana Santa.

Los restaurantes la ofrecen en medio litro y un litro, con todas sus guarniciones: huevo, queso, empanaditas y, algunos, hasta postre de arroz con leche. Los precios van entre $15 y $16 el litro, que puede alcanzar para dos porciones. A este precio se le suma la entrega en casa, que puede variar entre $2 y $5, dependiendo de la distancia.

Juan Cristóbal Lira, de Cassolette, dice que la venta de fanesca ya era una tradición en el restaurante años atrás, y que se la venía ofreciendo desde hace varias semanas.

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Al generarse la cuarentena, se hizo una transición al servicio a domicilio y les ayudó que ya tenían la plataforma para realizarlo. Comenta que no están vendiendo lo mismo que otros años, pero que sí han logrado cumplir el objetivo: llevar este plato a los quiteños en circunstancias complejas.

Para Lira, la fanesca se puede convertir en una comida reconfortante, que le recuerda al cliente tradiciones y momentos en familia. El medio litro lo tienen a $7,95 y el litro a $14,95, y el costo de la entrega a domicilio es de $2,25. Esta semana se podrían vender unas 600 unidades (medios litros).

Para Diego Miño, encargado de Marenostrum, la venta de fanesca ha sido un alivio en medio de una complicada situación para los restaurantes. “Vimos una oportunidad en la fanesca”, asegura.

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Miño dice que es el momento de ser innovadores, y una de las características de su producto es que se lo entrega en envases de vidrio tipo mermelada, con sus guarniciones y postre.

El precio por litro es de $15 y los motorizados cobran la entrega, según la distancia. Han estado realizando un promedio de 250 entregas semanales, comenta.

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Esteban de los Reyes, gerente de Hansel & Gretel, explica que en su caso han optado por vender la fanesca congelada y empacada al vacío. Esto implica que el cliente debe descongelarla y calentarla.

Explica que existe demanda, pero que los métodos de distribución (Uber Eats, Glovo y transporte propio) no alcanzan a cubrirla. Tratarán de vender una semana más el plato, pues entienden que la demanda continuará un tiempo más.

Gabriela Cruz, socia de La Casa Tomada, un emprendimiento que ya llega a cuatro años, cuenta que empezaron a hacer el platillo dos semanas antes de la crisis. Y continuaron dos más, pero pararon por falta de provisiones.

En todos los casos, los encargados comentan que buscarán alternativas para seguir vendiendo a domicilio: congelados para calentar en sartén, almuerzos, y otros. (I)

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