En los últimos años se ha descubierto que las microfibras sintéticas que se desprenden al lavar nuestra ropa están contaminando el agua de los océanos, además de ser asimiladas por los organismos acuáticos.

La alarma se ha disparado cuando se ha publicado un estudio realizado por la Universidad de California, en el que se puede leer que como media se desprenden 1,7 gramos de microfibras en cada lavado. Esas fibras viajan por el sistema de desagüe hasta alcanzar ríos, lagos y océanos.

Las microfibras sintéticas son muy peligrosas ya que contienen sustancias tóxicas que son asimiladas por los animales y se van bioacumulando a lo largo de la cadena trófica.

Publicidad

Algunas industrias textiles han comenzado a fabricar nuevos tejidos utilizando botellas de plástico recicladas que a primera vista parece una magnífica solución. Sin embargo, en su elaboración las botellas se transforman en millones de microfibras para confeccionar las prendas de vestir. La comunidad científica cuestiona esta estrategia ya que esta solución es más contaminante que dejar la botella en el mar.

Independientemente de su volumen, las microfibras, como cualquier otro microplástico, son sin duda tan nefastas para los pequeños organismos marinos que las confunden con alimentos como la bolsa de plástico lo es para una tortuga.

Las microfibras no son solo un problema que afecta a los océanos sino también a las aguas continentales, según Abigail Barrows, principal investigadora del Global Microplastics Initiative, que pertenece al grupo Adventurers and Scientists for Conservation. Ha realizado declaraciones, en las cuales afirma que en más de 2000 muestras analizadas procedentes de agua dulce y marina en el 90% de ellas están presentes las microfibras.

Publicidad

En otro estudio, esta vez realizado por Chelsea Rochman de la Universidad de California, se ha demostrado que las fibras procedentes del plástico contaminan la mayoría de alimentos que ingerimos diariamente. Rochman en su trabajo, ha analizado el pescado y el marisco que se vende en los mercados de Indonesia y Estados Unidos. Los resultados indican que el pescado procedente de Indonesia contiene restos de plásticos y el de los Estado Unidos mayoritariamente contiene fibras.

Rochman explica que sus datos reflejan que el uso de la lavadora no es tan habitual en Indonesia con en Estados Unidos así como las industrias que trabajan con tejidos sintéticos. La mejor solución es dejar de utilizar prendas elaboradas con tejidos sintéticos y optar por tejidos naturales.

Publicidad

¿Hay soluciones?

“Cuando se pone una lavadora, se puede reducir el impacto con varios gestos: a 30 ºC máximo, con detergente líquido mejor que en polvo porque este tiene un efecto exfoliador y sin secadora”, explica Laura Díaz Sánchez, de la Fundación Plastic Soup.

Y sobre todo “¡no hay que lavar tanto la ropa!” y comprar menos, subraya.

Los estudios demuestran que es durante los primeros lavados cuando la ropa pierde más microfibras.

Pero “podemos detener” este fenómeno, asegura a la AFP Mojca Zupan, fundadora de la ‘startup’ eslovena PlanetCare, cuyo filtro instalable en una lavadora cuenta con el respaldo de la Fundación Plastic Soup.

Publicidad

“Su auto está equipado de filtros para el medio ambiente. ¡Su lavadora también debería estarlo!”, asegura esta empresaria que participa esta semana en París en la conferencia ChangeNow sobre “soluciones” para el planeta.

Otras empresas proponen una especie de pelota con púas, bolsas y otros tipos de dispositivos para introducir en el tambor durante el lavado.

“Esto puede ser útil para ciertas fibras, pero no para las más pequeñas”, estima por su parte Francesca de Falco, investigadora del Instituto de Polímeros, Compuestos y Biomateriales en Italia. (F)