Nunca se supo por qué el expresidente Jamil Mahuad consideró que la cotización del dólar en sucres, en enero de 2000, debía ser de 25 000. Lo que sí se conoce ahora es que fue un cálculo erróneo.

Al momento de la dolarización, el volumen de sucres emitidos por el Banco Central del Ecuador (BCE) era de 31 000 millones, pero el total de dólares que tenía era $872 millones. Al hacer la división se obtiene que el cambio debió ser 35 000 sucres por cada dólar, no 25 000, asegura Vicente Albornoz, decano de Economía de la Universidad de las Américas (UDLA).

Señala que se tiene la idea equivocada que se usó el tipo de cambio vigente a la época para convertir dólares en sucres, pero no fue así. En realidad se negociaba a 20 000 sucres en ese momento.

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El experto dice que para realizar la conversión con 25 000 hubiesen hecho falta unos $400 millones en el BCE. Haber hecho bien el cálculo hubiera significado no requerir de la presencia de un BCE en dolarización.

En el caso de Ecuador, la presencia del BCE terminó siendo contraproducente, pues se lo pudo manipular de tal manera que se generó el descalce de 7000 millones entre activos y pasivos, asegura.

Marcos López, delegado del Ejecutivo a la Junta de Regulación de la Política Monetaria, confirma el mal cálculo. Explica que por ello se debieron emitir los bonos denominados AGD que cubrieron ese hueco en el Central.

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Por el mal cálculo también se generó una alta inflación en los primeros meses del 2000, pese a ya haberse adoptado la dolarización. (I)