Los baños energéticos para iniciar un nuevo año representan una de las prácticas ancestrales que mantienen los ponés (sanadores) tsáchilas.

Durante los últimos días del año realizan diversos tipos de limpieza utilizando medicina ancestral y secretos que han sido transmitidos por sus antepasados.

Javier Aguavil, exgobernador de la nacionalidad Tsáchila y es poné, prepara varias fórmulas con plantas, semillas y raíces para utilizarlas en las limpiezas que realiza cada fin de año.

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A su vivienda, que se ubica en el km 7 de la vía Quevedo, llegan personas de diversas ciudades del país con deseos de empezar con buena energía el 2020.

“Cuando llegan las personas les hacemos un diagnóstico para saber qué bloqueo tienen, también nos fijamos si son de la Sierra o la Costa, para utilizar montes específicos que les ayuden a elevar su carga energética”, explica Aguavil.

Posteriormente al diagnóstico se da paso a un baño de vapor, que ha sido aplicado por generaciones entre los ponés. Dependiendo de lo que necesite cada persona, se realiza una mezcla con las plantas y se las pone en un recipiente con agua para que se cuezan en una cocina de leña; para los sanadores es importante utilizar el fuego natural, por ello evitan usar cocinas de gas o eléctricas.

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El agua aromatizada es llevada a una especie de sauna, que tiene hoyos en la tierra donde se colocan piedras de ríos que son calentadas y al tener contacto con el agua emanan el vapor que llega al cuerpo y rostro del paciente, sentado en un tronco de madera.

En la gobernación Tsáchila existe un listado de sanadores que están avalados por el Ministerio de Salud, y ellos mantienen un listado de 3000 clases de especies en flora que usan para realizar las sanaciones, ceremonias y rituales.

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Aguavil detalla que su abuelo Gabriel conoce cerca de 2000 y que él ha llegado a utilizar solo 1000.

Entre este listado se encuentran el kuru pipian, nombre en tsáfiqui, que no tiene traducción al castellano y que mantiene un olor a yerba silvestre, no es aromatizante, pero es necesaria para desbloquear energías que estén afectando al desempeño económico o laboral de la persona.

Según la gobernadora Diana Aguavil, el mantener el listado de los ponés calificados y avalados ayuda a que las personas no sean estafadas por falsos sanadores, que suelen utilizar el nombre de la nacionalidad.

Para terminar las limpiezas energéticas los pacientes son llevados ante un altar, donde el sanador realiza un ritual ayudándose de materiales que lo han acompañado en su vida de poné, como piedras, piezas arqueológicas, licor macerado, velas, huevos y hasta estampas religiosas del cristianismo, debido a que por la evangelización que mantuvieron han adaptado la fe católica a la realización de sus rituales.

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Elementos

Javier Aguavil, poné, utiliza piedras curadas que le ha entregado su abuelo y los otros ponés con quienes mantiene vínculos espirituales. En sus rituales él usa con frecuencia los elementos del fuego, que lo representa con una vela; el aire y el agua, que los ejemplariza con la expulsión que hace con su boca del licor y que lo deposita en puntos energéticos de la persona. (F)