En el calendario indígena no existe la celebración de la Navidad; sin embargo, en Otavalo, provincia de Imbabura, los indígenas artesanos que conjugan el comercio con la convivencia de las costumbres mestizas y católicas realizan ciertas actividades que les permite compartir en familia la Nochebuena y estas fechas.

La noche del 24 de diciembre último, mientras la mayoría de negocios y comerciantes ambulantes ofertaban sus productos pasadas las 21:00, en el parque central de Otavalo la banda de música municipal brindó un espectáculo musical, pero no de villancicos sino de música nacional bailable.

Cerca de las 22:00 celebraron una misa en el mismo escenario, donde varios otavaleños llevaron las imágenes del Niño Jesús para bendecirlo.

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Marina Salazar vive en Otavalo desde hace más de 40 años. Junto con su familia y luego de la misa acudieron a compartir una cena tradicional.

Ella explicó que sus vecinos indígenas hacen una pambamesa o pampamesa (mesa comunitaria o comida de todos). “Ellos comparten con sus familiares que llevan diferentes alimentos cada uno, reúnen todo y comparten no solo entre ellos, también invitan a los vecinos que deseen degustar”, manifestó la mujer.

Por su parte, José Quimbo, catedrático otavaleño, detalló que al no celebrar la Navidad en sí, ellos han creado sus propias tradiciones. “Si bien es cierto, nosotros nos regimos al calendario andino y celebramos el Kapak Raymi (Fiesta de los Niños o de los Príncipes) el 21 de diciembre (solsticio)”.

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“Pero tenemos niños en nuestras familias que también esperan recibir un obsequio como sus amigos mestizos. Por eso que los padrinos o los tíos que desean, mientras nuestras mujeres preparan la comida, esconden regalos en árboles naturales o en diferentes sitios de las casas para que los niños busquen. También compartimos haciendo juegos tradicionales como marros, escondidas...”, detalló Quimbo.

María Gualsaquí, quien trataba de vender sus ofertas a los transeúntes, contó que el pavo no es el plato tradicional de los indígenas en Nochebuena.

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“Compartimos lo que se puede, de acuerdo a lo que bolsillo nos permita, pero los platos que se acostumbran preparar en esta fecha son los tamales de harina de maíz rellenos con cerdo o gallina, las empanadas de morocho, el cuy, el tostado de dulce y el dulce de sambo”.

Cada familia determina un lugar para reunirse. Muchas veces lo hacen en parques o plazas y no necesariamente tiene que ser durante la noche para compartir sus alimentos.

Muchas familias indígenas que han conformado sus núcleos con personas extranjeras también se visten de Mickey Mouse o de Santa Claus para hacerse fotografías y guardar sus recuerdos de estas fechas.

Es así que los indígenas del norte de Ecuador han adaptado sus costumbres con las tradiciones del mundo actual.

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Margarita Toapanta indicó que con el Solsticio de Invierno, el 21 de diciembre, los pueblos y nacionalidades indígenas terminan el año andino y esperarán la época del florecimiento, que se celebra en marzo para iniciar su nuevo año.

“Para nosotros el 31 de diciembre es un día normal, no hacemos festejos ni celebraciones. Esperamos la Fiesta del Florecimiento en el nuevo año que celebramos el 21 de marzo con el reconocido Pawkar Raymi”, afirmó Toapanta.

Sin embargo, la población mestiza del cantón Otavalo prepara festivales de música y concursos de monigotes (o años viejos) que quemarán este 31 de diciembre.

Otavalo es un pueblo de indios y mestizos orgullosos, que en esta interrelación cotidiana hemos ido aprendiendo día a día a reconocernos y respetarnos. Renovemos ese espíritu de unión que nos han legado nuestros mayores, nuestros antepasados, disfrutemos en unidad con nuestras familias, nuestros amigos, nuestros vecinos”.Mario Conejo, alcalde de Otavalo

(F)