El pan es uno de los alimentos que más contribuyen al consumo diario de energía a nivel nacional, según datos de la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición del 2012. Es decir que es indispensable en la mesa de la mayoría de los ecuatorianos, uno de los acompañantes del desayuno y de ciertas comidas.

Pero también consta entre los alimentos que más se desperdician a nivel mundial. De ahí la necesidad de conocer cuál sería la mejor forma para conservarlo para que dure mayor tiempo y que no pierda su sabor y textura.

Narcisa Zambrano, médico y nutrióloga, e Irene Ávila, licenciada en nutrición, dietética y estética, detallan sus beneficios y algunos tips para su conservación.

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Ambas coinciden en que una de las mejores opciones para que dure más tiempo es congelarlo. Ávila dice que se lo puede rociar con un poco de agua, más que todo en las esquinas, y luego colocarlo en el horno.

Zambrano añade que solo se debe recortar la porción que va a consumir y colocarlo en el horno caliente, entre 300 a 350 grados, por unos tres a cinco minutos. "El pan queda como recién horneado" , dice.

Puede tenerlo en la refrigeradora, pero no por mucho tiempo porque se contamina con hongos.

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Es conveniente guardar el pan máximo una o dos semanas. Si lo tiene a temperatura ambiente, puede colocarlo en fundas de papel o tela. También lo puede conservar en la alacena, en lugares secos, y de esta manera conservar su textura.

Fuente de carbohidrato

Ávila dice que el pan es una fuente de carbohidrato, por lo que lo ideal es que sea integral con un buen contenido de cereales. "El integral me va a aportar energía (...), también me va a aportar mayor estimulación en la parte digestiva, me voy a sentir lleno con menor cantidad a comer pan blanco".

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Añade que como está aportando fibra a la alimentación no sufrirá de estreñimiento y aparte su energía va a ser un poco más duradera por el aporte de un carbohidrato complejo a su organismo.

Tipos de panes

Según la publicación digital Ticbeat, en un artículo referente a Cómo conservar el pan, se deben distinguir tres tipos de panes en cuanto a su deterioro: los secos (como los tostados), los blandos (como los de molde) y los tipo barra.

Los secos (tostadas): Uno de los motivos de este crecimiento es su elevada vida útil, ya que no se enmohecen, por tener un bajo contenido de humedad, ni hay cambios importantes en su textura con el tiempo. Por eso se pueden guardar durante largos periodos de tiempo y siempre están listos para comer.

Sin embargo, estos panes pueden humedecerse si la humedad ambiente es elevada. Para evitarlo solo debemos guardarlos en bolsas de un material hermético cerradas. De esta forma evitamos que el pan absorba humedad y se ablande.

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Los blandos: Dentro de este grupo están los panes de molde, los de hamburguesa, los brioches, entre otros. Si se conservan al aire estos se pueden secar, pero guardados en una bolsa de plástico cerrada conservan su humedad. Como en el caso de los panes crujientes, también se producen reacciones de retrogradación del almidón, que contribuyen a su endurecimiento.

Los tipo barra: Se caracterizan por tener una miga blanda y una corteza seca y crujiente. El principal motivo de su caducidad es el cambio en la textura. En primer lugar se produce una migración de humedad de la miga hacia la corteza y, posteriormente, de la corteza al ambiente. Como resultado, el pan se seca y se endurece. El primer consejo para guardar el pan es hacerlo en un ambiente seco, en una panera o bolsa de materiales permeables, como el papel y la tela. Si lo guardamos en bolsas de plástico puede permanecer más tiempo blando, pero con la corteza correosa.

Consumo ideal, en la mañana

Para la nutricionista Ávila, lo ideal es consumirlo en las mañanas, pero esto va de acuerdo a un plan equilibrado de alimentación. También puede comerlo a la media mañana o media tarde entre una o máximo dos rebanadas, dependiendo del requerimiento del paciente.

Puede acompañarlo con huevo, aguacate o queso bajo en grasas. Si gusta de la mermelada, puede optar por papillas que son hechas con pulpa de fruta, señala.

No recomienda los panes que tienen combinaciones con pasas, frutos rojos, entre otras, porque son más azucarados.

La nutrióloga Zambrano señala que de acuerdo a la edad, actividad física, talla y peso de la persona se debe dosificar el consumo del pan, pero generalmente puede ser uno al día y si es de molde puede comer hasta dos rodajas.

"Si es un deportista que realiza ejercicios todos los días puede comer pan y mermelada, es más se la recomienda antes de una competencia, pero siempre se tiene que evaluar al paciente en su contexto", expresa.

Los panes de siete cereales o de avena son una buena opción, al igual que los combinados con nueces y salvado de trigo. Son ricos en fibra, producen saciedad y mejoran la digestión, menciona Zambrano.

Para los que gusten del pan brioche o de leche, puede comerlo esporádicamente. Son ricos al paladar, pero también ricos en grasa, dice. (I)