Tras las casi doce horas que duró la audiencia de formulación de cargos, en Guayaquil, José Tuárez, quien hasta agosto pasado fue presidente del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), quedó con orden de prisión preventiva por el supuesto delito de asociación ilícita, al igual que otros 27 detenidos. Otros seis fueron dejados en libertad, pero con medidas sustitutivas.

Tuárez y las 33 personas, que fueron detenidas entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves pasado, fueron acusadas inicialmente por tráfico de influencias, pero después se incluyó la figura de “asociación ilícita para realizar la oferta de tráfico de influencias”.

Según la Fiscalía, se ofertaban cargos en varias instituciones del Estado, entre ellas la Dirección de Aviación Civil (DAC) y la Aduana, a cambio de dinero, que iba desde los $5 millones hasta los $20 millones.

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El cambio de delito fue criticado por algunos de los abogados de los detenidos. Para Alexis Guanín, uno de los defensores, la figura de tráfico de influencias se le cayó a la Fiscalía que “para no quedar en vergüenza”, incluyó la de asociación ilícita.

Esto, según Guanín, perjudicó a los acusados que habían sido aleccionados por sus defensores para defenderse del primer delito.

El jurista también denunció que no se cumplió el debido proceso debido a que los acusados estuvieron detenidos más de 30 horas y la ley solo establece 24 para investigación. Dentro de las dilataciones consta la interrupción de la audiencia debido a problemas de salud del juez Marcos Guerra.

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Por su parte, Teresa Rivas, defensora de Tuárez, aseguró que su cliente sufre una persecución política y que “pronto saldrá a la luz el nombre del activista político inmerso”.

Va a salir a la luz el nombre del activista político que está inmerso en todo esto. Todo esto es una persecución política porque están inmersas algunas personas”, Teresa Rivas, abogada de José Tuárez. 

En tanto, la tarde del viernes Fernando Balda publicó en Twitter “una confesión”: “Confié y apoyé al clérigo, quien luego decidió traicionar para transformarse en una caricatura y venderse al enemigo de la sociedad y la ley; reconocí el error y por ello me encargué personalmente de meterlo en la cárcel, y con esto se desarticuló una gran banda de delincuentes que timaban a los ciudadanos”.

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Hasta la tarde del viernes, Tuárez continuaba en la UVC. Se conoció que sería llevado por vía terrestre en la noche a la Cárcel 4, ubicada en Quito. (I)

 

 

 

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