En  camionetas,  furgonetas,  motos, los ecuatorianos llegaron a sus lugares de trabajo. Dos profesionales que coordinaron su traslado de Durán hasta el sur de Guayaquil,  se dividieron los   $ 8 del costo de la carrera.

 En Quito, en la madrugada, conductores  decidieron  llevar a obreros, estudiantes, funcionarios públicos. Algunos cobraron  $ 0,50 y $ 0,60 por avanzarlos en el camino. Vecinos se ayudaron para en un mismo vehículo ir a sus destinos.

  También hubo solidaridad  en Cuenca. El medallista olímpico  Jefferson Pérez fue un conductor solidario. “Estamos cumpliendo con nuestra obligación social. Súmate a esto. En caso de paro, hay transporte solidario”, dijo en  Twitter y grabó dos de sus recorridos. 

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Las empresas apostaron por el trabajo. Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, indicó “que al Ecuador se lo saca adelante trabajando, no paralizando”.  En la misma línea se pronunció José Antonio Campuzano,  de la Cámara Nacional de Acuacultura: “Quienes buscan crear el caos y paralizar al país son quienes no saben expresarse en paz y buscan perpetuar sus privilegios...  Los ciudadanos de bien respondemos trabajando”.

La Federación Ecuatoriana de Exportadores rechazó el paro al indicar que  las medidas implican un sacrificio  de ese sector y que “es el momento de asumirlas con gran responsabilidad y patriotismo”.  Llamó al  Estado a que actúe y precautele los servicios públicos, la seguridad y el normal desempeño de las actividades productivas.

Las universidades también se pronunciaron y  desarrollaron sus actividades con normalidad y flexibilidad en caso de atrasos y faltas.

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Mientras, la Superintendencia de Bancos informó que no hubo atención en sucursales cercanas a los sitios de las movilizaciones.  (I)