Cultivar plantas es parte de la naturaleza humana y puedes hacerlo en casi cualquier lugar. Deja las excusas y disfruta del proceso de tener tu propio huerto en casa. 

Para empezar solo se necesita perder el miedo, enfatiza Claudia Salem, fundadora de la organización Yo Siembro. Añade que lo básico para cultivar es sol, agua y amor. "Tenemos sol, tenemos agua y el amor debe nacer en nuestros corazones", nos dice. 

A través de su organización, Claudia busca motivar la conexión con la naturaleza para cocrear y así valorar los alimentos, desarrollar el aprendizaje cognitivo, motriz y cultivar valores como la paciencia, la perseverancia, el trabajo en equipo, entre otros.

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Por ello, en el Parque Histórico Guayaquil, Claudia compartió con EcoUniverso sus conocimientos y consejos para motivar a empezar un huerto en casa, escuela o comunidad. 

Toma conciencia

Es fácil tomar un tomate, manzana o pimiento del supermercado, pero ¿sabes cómo se cultivan?, ¿cuánto tiempo demora?, ¿cuánta agua se gasta? Por ejemplo, ¿sabías que cultivar sin químicos una piña puede tomar año y medio? ¡Año y medio! Aún así, muchas frutas y vegetales se dañan en las refrigeradoras o se desechan porque no tienen el aspecto 'óptimo'. Desperdiciar alimentos es también desechar todos los recursos que se utilizaron para cultivarlos y la mano de obra que se requirió para ello. 

"Debemos agradecer a la naturaleza que decidió florecer o dar frutos para mí y valorar ese alimento, no dejar que se dañe", resalta Claudia. Sembrar nos ayuda a tomar conciencia de ese proceso para luego valorar los alimentos. Además, es una herramienta de aprendizaje que puede incluirse en escuelas u otras comunidades. También es una actividad que podría considerarse terapéutica para reducir los niveles de estrés y generar felicidad. 

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Pasa a la acción

Necesitas:

  • Perder el miedo.
  • Semillas: De lo que más te guste. Mira en tu cocina. Pueden ser tomates, pimientos, zanahorias, hierbas aromáticas como albahaca, hierba luisa, menta... Es mejor si se obtienen de alimentos orgánicos.
  • Semillero: Puede ser la caja de cartón en la que vienen los huevos o incluso los mismos cascarones, un vaso plástico reciclado al cual se le deben hacer huequitos en el fondo o semilleros de plástico reciclados que venden en viveros, si es que buscas algo más profesional, aunque no es necesario.
  • Compost: Lo ideal es buscar compost de germinación. La diferencia con la tierra de sembrado es que el compost de germinación es más ligero y con mayores nutrientes. Se podría usar abono u otra tierra pero asegurándose de quitar los restos grandes de hojas o tallos, para evitar los obstáculos al brote. 
  • Maceta o espacio para trasplantar: Un recipiente o espacio más grande. Depende de cada especie.
  • Tierra de sembrado: Al momento se trasplantar, se mezclan dos partes de tierra de sembrado y una parte de compost. 
  • Sol, agua y amor.

Manos a la obra

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  • Separa las semillas de aquello que desees sembrar. Según la especie se puede necesitar cuidados especiales. Por ejemplo, las semillas del tomate se deben separar y dejar unos tres días en un frasco de vidrio en la oscuridad, luego se las lava, seca y siembra. Puedes buscar información en sitios especializados en internet o consultar con especialistas. En los viveros se pueden encontrar semillas de hierbas aromáticas y preguntar sobre su cultivo. 
  • Prepara el semillero con el compost de germinación y deposita las semillas. Pon de una a tres semillas por huequito. No las entierres. La profundidad debe ser el doble del tamaño de la semilla, máximo a unos 15 milímetros de profundidad. La germinación puede tomar unos 15 días.
  • Riega. El riego debe hacerse alrededor de la semilla, no sobre ella. La tierra debe mantenerse húmeda, no inundada. Lo ideal es que al introducir el dedo en la tierra, esta se sienta húmeda.
  • Ofrece sol. La planta necesita al menos 4 horas de sol, si pueden ser 6 u 8, mejor. 
  • Trasplanta. Cuando la planta tiene al menos dos sets de hojas o 15 centímetros de alto, es momento de trasplantar a un macetero o espacio más grande. El espacio también depende de cada especie. Para traspantar, humedece el semillero para desprender el bloque de tierra sin dañar las raíces. Coloca el bloque húmedo en el nuevo lugar, donde previamente se ha realizado la mezcla de dos partes de tierra de sembrado con una de compost. Es importante que la tierra no esté compactada, pues necesita espacio para que fluya el agua. Si el recipiente es muy alto se recomienda colocar piedras o ramas en el fondo e intermedio. 
  • Repite. Sol, agua y amor. 
  • Espera. Ten paciencia. Si crees que regándola más la planta va a crecer más rápido, te equivocas. Esto podría matarla. La planta necesita el agua justa, es decir, que la tierra se mantenga húmeda, nada más. 
  • Disfruta del proceso. No te crees grandes expectativas, puede ser que no obtengas la mejor cosecha tras tu primera siembra, pero aunque obtengas un solo fruto ganarás la satisfacción de haberlo cultivado tú mismo, aprenderás para hacerlo mejor la próxima vez y te beneficiarás de reconectarte con la naturaleza.   
  • Valora cada alimento. Compra solo lo necesario, aprovecha cada parte del alimento (los tallos y las hojas de muchos vegetales también se comen, no los botes), no dejes que se dañen en el refrigerador o alacena.

Crea el hábito

Empieza poco a poco. Puede ser con una sola planta, una hierba aromática por ejemplo. Puedes empezar tu huerto cerca de una ventana o en un balcón, no necesitas grandes espacios. Recicla lo que tengas en casa. Involucra a tu familia, especialmente a niños o adultos mayores. Visita viveros o comunidades donde puedas ver ejemplos y te motiven a cultivar. 

Es más fácil de lo que crees. Vamos a convertir nuestro universo en un EcoUniverso. (F)