Decididos a proteger a sus electores y cansados de la inacción del Estado decenas de alcaldes franceses han lanzado una batalla contra los pesticidas, multiplicando decretos que prohíben su uso en varios lugares de Francia.

"Cada día un alcalde promulga un nuevo decreto. Hasta donde sabemos, ya van más de treinta en Francia", dice Daniel Cueff, alcalde de la localidad de Langouët, en Bretaña (oeste), e iniciador de este movimiento. "Algunos me llaman incluso para saber si mi decreto está libre de derechos".

Cueff promulgó el pasado 18 de mayo un decreto que prohibía el uso de productos fitosanitarios "a una distancia inferior a 150 metros de cualquier parcela catastral que tenga un edificio de uso residencial o profesional". El martes, un tribunal administrativo suspendió el texto afirmando que no le compete a un alcalde tomar decisiones sobre el uso de pesticidas.

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Pero la iniciativa del alcalde rebelde dio en el clavo. Afirma haber recibido 47.000 mensajes de apoyo y hasta una llamada de Nicolas Hulot, exministro de Ecología y una de las personalidades más populares de Francia.

"Lo que exaspera a los alcaldes es que el gobierno no hace nada y que además impide a los alcaldes actuar para proteger a sus habitantes", estima Cueff.

"Tenemos que mantenernos unidos", lanza Brigitte Moya, alcaldesa de Aubenas-les-Alpes en Haute-Provence (sureste). Ella, al igual que la alcaldesa de la localidad vecina Revest-des-Brousses, Brigitte Reynaud, promulgaron el mismo decreto. "Somos nosotros los que debemos actuar para que las prácticas cambien", señalan.

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Marc-Antoine Jamet, alcalde de Val-de-Reuil, una localidad de 16.000 habitantes en Normandía (oeste) también promulgó un decreto para prohibir los pesticidas a menos de 150 metros de la vía pública, el mismo día en el que el de Langouët fue suspendido. "Queremos un electrochoque, un efecto dominó" en respuesta al "problema de los pesticidas", dice a la AFP.

"No hay que mentirse, las tierras, el aire y el agua están contaminados, y es eso que explica la desaparición de los insectos y de los pájaros", denuncia este alcalde. "En ningún momento se trata de un gesto hostil hacia los agricultores por los que siento admiración. Tal vez hasta sea una forma de ayudarlos", añade.

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'Grito de alerta'

Philippe Laurent, alcalde de Sceaux - una localidad en los suburbios de París - y secretario general de la Asociación de alcaldes de Francia, también promulgó un decreto similar. Para él, esta es una manera hablar sobre el tema. "90% de la población, o incluso más, están a favor de esta iniciativa", dice.

En la ciudad de Boussières, a unos cincuenta kilómetros de la frontera con Suiza, el alcalde Bertrand Astric fue aún más lejos y prohibió el uso del glifosato en todo el municipio. "Los alcaldes están tomando las cosas en mano porque el Estado no lo hace", dice. "Es un grito de alerta. Soy un apicultor aficionado, veo cómo las colonias de abejas están colapsando, cómo la biodiversidad está colapsando"

"Siempre estaré detrás de los prefectos que hacen cumplir las leyes", reaccionó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, aunque dijo apoyar "las intenciones" del alcalde de Langouët. "La solución no es decretar decretos que no cumplen con las leyes", sino "movilizarse para cambiar las leyes", apuntó.

El ministro de Agricultura, Didier Guillaume, prometió el jueves que el Estado impondría "zonas" sin pesticidas si los residentes, funcionarios electos y los agricultores no logran llegar a un acuerdo. Mencionó un área de "dos" a "cinco" metros alrededor de las viviendas. (I)

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