El fuego avanza sin control en el norte y oeste del departamento de Beni, dentro de la provincia Vaca Diez y José Ballivián, se expande y amenaza también a comunidades indígenas, registran medios bolivianos.

En el municipio de Riberalta (provincia Vaca Diez), las llamas acabaron con 600 hectáreas, lograron ser controladas, pero los intensos vientos reavivaron el fuego, publicó el diario Página Siete.

Imágenes de la agencia Afp mostraron bosques completamente calcinados por los incendios también en el este del  departamento de Santa Cruz. Mientras bomberos, militares y voluntarios intentaban detener el avance de las llamas con todo lo que podían, algunos con pequeñas botellas de agua o arrojando tierra.

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El Gobierno dijo que localizó los cinco principales focos de fuego donde concentrará sus esfuerzos para combatir los incendios forestales, próximos a regiones fronterizas con Paraguay y Brasil.

"Enfrentamos cinco lugares con incendios de consideración", declaró el ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana, coordinador del Gabinete de Emergencia Ambiental, a los medios de comunicación estatales.

El primero se ubica al este del país y abarca los municipios de San Miguel de Velasco y San Matías, en la frontera con Brasil. El segundo está en el sudeste, en los municipios de Roboré y San José de Chiquitos. El tercero, entre la carretera internacional que comunica Roboré con Puerto Suárez, localidad fronteriza con Brasil. El cuarto se ubica en los bañados de Otuquis, en el sur, en las fronteras de Paraguay y Brasil. Finalmente está la zona sureña de Charagua.

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Quintana precisó que los incendios se han reducido de 8.000 a 1.500, aunque admitió que muchos incendios se reavivaron a consecuencia de cambios en la orientación de los vientos.

El coordinador indicó que el avión cisterna Boeing SuperTanker 747-400, que ya lleva dos días en Bolivia, operará este domingo en inmediaciones del parque Tucabaca, un área protegida en alto riesgo en el sureste del país. 

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El gobierno boliviano desplegó en la Chiquitanía 2.000 efectivos militares, 450 policías y bomberos, cinco helicópteros, tres aviones monomotor de reconocimiento y dos bimotores para evacuaciones. 

Además del control del fuego, los principales objetivos de la acción gubernamental están enfocados a la protección de las comunidades, a la preservación del patrimonio histórico cultural de la región, principalmente las iglesias jesuíticas, y la preservación de vida silvestre afectada.

Fueron habilitados albergues transitorios para los animales que huyen de la zona y los empresarios ganaderos pusieron a disposición las áreas donde operan las ferias de ganado. También se distribuyó forraje a través de las asociaciones de ganaderos.

Los incendios han calcinado ya más de 950.000 hectáreas en Bolivia, según datos oficiales, de las que el 35% corresponde a bosques y el 65% a zonas con arbustos y pastizales. (I)

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