El mayor objetivo de Esteban es migrar a Estados Unidos. El joven, de 21 años, vive en Azogues, Cañar, y tiene  más de quince familiares (primos y tíos) que radican en ese país. 

Sostiene que su trabajo de chofer en una empresa de productos lácteos le permite vivir “sin necesidades”, pero quiere lograr el “sueño americano”: “Mis familiares están allá desde 1998 y tienen casas, carros, viajan. Yo también quiero eso”. 

La mayoría de sus conocidos migró de forma irregular y su estatus migratorio no es el ideal, indica el joven: “Me voy a ir a través de una persona. Volaré a México y luego a Estados Unidos (cruzando la frontera de forma terrestre). Espero que sea en máximo tres meses. Un tío me prestará los $ 15.000 que necesito para el viaje”. 

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Esteban, que solo estudió hasta tercer año de colegio, está decidido a realizar la travesía, que reconoce es peligrosa, para ‘mejorar’ su nivel de vida. 

En el 2018, un poco más de 22.000 ecuatorianos que salieron del país no registraron su regreso por las vías regulares, según cifras oficiales. No se tiene registro de los ciudadanos que utilizan medios irregulares para irse de Ecuador. 

Si bien el flujo migratorio de ecuatorianos hacia  otros países del mundo  disminuyó en los últimos años, todavía hay compatriotas que deciden irse por temas de reunificación familiar, educación, expectativas de crecimiento y pobreza, según el analista Jorge Calderón. 

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Hay ecuatorianos que se van a estudiar (maestrías) y luego se les presenta oportunidades laborales que  difícilmente pueden rechazar. Acá (Ecuador) podrían alcanzar sueldos de 2.000 dólares, pero en países como Estados Unidos pueden llegar a 4.000 dólares, entonces deciden quedarse”, dice. 

El experto, además, señala que hay una tendencia en los jóvenes que viven en el país, pero tienen familiares migrantes. 

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 “La mentalidad se ha vuelto aspiracional en algunos casos y esto es porque evidencian la mejora económica del familiar que está en otro país. Los jóvenes quieren ser parte de ese disfrute y tenerlo”, indica. 

 Con este criterio coincide la abogada y especialista en derechos humanos Irene Ferruzola. Ella considera que se debe educar a los jóvenes  para que reflexionen respecto de “esa modalidad de vida que ellos creen que desean tener, pero porque no conocen otra ya que sus abuelos, padres, tíos emigraron de esa manera”.

   A la problemática migratoria también se sumarían, según Ferruzola, los ecuatorianos que retornaron al país con la esperanza de tener oportunidades laborales o de negocios. 

 “Cuando se armaron los proyectos a favor de los migrantes en el anterior gobierno, ellos retornaron, pero varios de estos proyectos, con la supresión de la Secretaría del Migrante, fueron desapareciendo.  La gran mayoría de estos compatriotas están migrando de nuevo, en especial con la situación económica actual”, afirma.   

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Remesas aumentan en 6% y siguen moviendo la economía en Ecuador

En el 2018, el monto de las remesas que enviaron los migrantes ecuatorianos a sus familiares que viven en el  país ascendió a más de tres mil millones de dólares, lo que significa un aumento del 6% en relación con el 2017.

Este incremento ha sido constante  con excepción del 2015, que registró una pequeña contracción. El peso de estas divisas en la economía ha sido bastante importante en la economía de Ecuador desde la máxima ola migratoria que se dio luego de la dolarización en el 2000, dice Jorge Calderón, analista económico.

 Según cifras oficiales, se estima que hay tres millones de ecuatorianos viviendo fuera del país. El mayor grupo radica en Estados Unidos, seguido de España e Italia. 

Si bien la venta de productos son los principales pilares del modelo  económico, las remesas tienen un rol ‘fundamental’ desde que se adoptó el dólar como moneda, dice el experto. 

  “Son tres mil millones de dólares que ingresan y alimentan el consumo de los hogares, en especial de  Guayaquil, Quito y Cuenca, que son las ciudades que reciben mayormente estos dineros. Esto permite que el consumo no caiga tanto, en especial en épocas de crisis como la que  vivimos”, dice. 

 Aunque es dinero fresco que trae beneficios financieros  también genera grandes problemas sociales como la separación de las familias: “Es un beneficio económico que se logra, pero la migración se origina de grandes crisis, de momentos muy duros”, indica Calderón.

(I)