El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, encabezaron ayer una marcha por el 40 aniversario del histórico repliegue que la exguerrilla sandinista realizó a la sureña ciudad de Masaya antes del triunfo de la revolución.

La pareja presidencial se dirigió a Masaya, 30 km al sur de la capital, custodiada por la policía y a bordo de un autobús de dos pisos, desde cuya planta alta saludaron a los sandinistas que acompañaron la caravana, en la que sobresalían las banderas del Frente Sandinista (FSN).

La marcha se realizó en medio de la peor crisis que vive el país en las últimas tres décadas, como consecuencia de la violencia ocurrida en las protestas antigubernamentales que estallaron en abril del 2018.

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Las manifestaciones, que pedían la dimisión de la pareja presidencial que gobierna el país desde 2007, fueron aplastadas mediante una fuerte represión que dejó al menos 325 muertos, cientos de encarcelados y 62.000 exiliados, según grupos humanitarios.

“Venimos a apoyar al presidente, el comandante Ortega se quedó”, afirmó Marcos Pérez, de 32 años, uno de los manifestantes ataviado con una pañoleta de color rojo y negro del partido sandinista. (I)