El principal movimiento contestatario en Sudán aceptó este miércoles reanudar las "negociaciones directas" con los generales en el poder, al día siguiente de una invitación de mediadores africanos para discutir la formación de una instancia de transición en el país.

Tras la destitución por parte del ejército del presidente Omar al Bashir, en abril pasado, el Consejo Militar de Transición mantiene una pulseada con la Alianza para la Libertad y el Cambio (ALC), punta de lanza de las protestas.

"La ALC celebró una reunión y decidió aceptar la invitación para mantener negociaciones directas", indicó en una conferencia de prensa uno de los líderes de las protestas opositoras, Madani Abas Madani.

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Por su parte, el consejo militar aún no se pronunció sobre la invitación al diálogo realizada por los mediadores de Etiopía y la Unión Africana (UA), que propusieron a ambas partes volver a sentarse a la mesa desde este miércoles.

Una de las "condiciones" planteadas por el movimiento contestatario es que estas conversaciones alcancen resultados concretos en un breve plazo. "Hemos propuesto 72 horas, ni nosotros ni el pueblo sudanés estamos dispuestos a participar en negociaciones interminables", subrayó Madani. 

También exige una copia del texto del plan de mediación, incluidas "las enmiendas" propuestas, en primer lugar, la que trata sobre la necesidad de discutir principalmente sobre la instancia de transición.

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Desobediencia civil

El martes, los mediadores habían afirmado que las negociaciones se centrarían en esta instancia, un "Consejo Soberano" compuesto por ocho civiles y siete militares. 

Sobre los ocho civiles, siete serían miembros de la ALC, en tanto el último sería elegido por ambas partes.

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Este "Consejo Soberano" estará presidido por un militar durante 18 meses, periodo tras el cual un civil asumirá el cargo hasta finalizar la transición, que durará en total tres años, según el documento.

Las negociaciones fueron suspendidas el 20 de mayo, y la tensión aumentó tras la dispersión sangrienta, el 3 de junio, de una sentada de los manifestantes frente al cuartel general del ejército, en Jartum. 

Este anuncio tiene lugar sólo algunos días después de manifestaciones masivas en las que participaron decenas de miles de personas, que marcharon, el domingo en varias ciudades de Sudán, exigiendo a los militares que traspasen el poder a los civiles.

Diez personas resultaron muertas y más de 180 heridas en actos violentos al margen de estas últimas concentraciones, según las autoridades.

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Estas muertes elevan a 136 el número de víctimas mortales de la represión desde la dispersión de la sentada, en la que se registraron más de un centenar de decesos, según un Comité de médicos cercano a los contestatarios. Los militares sólo reconocen 71 muertos desde el 3 de junio. 

Los líderes de la protesta llamaron a celebrar una gran manifestación el 13 de julio, seguida de una campaña de desobediencia civil.

Una campaña similar, realizada entre el 9 y el 11 de junio, casi paralizó Jartum. 

Las protestas en Sudán se desencadenaron inicialmente al triplicarse en diciembre el precio del pan, en un país pobre con una economía sumergida.

Las manifestaciones dieron un rápido giro político, reclamando la destitución de Al Bashir, quien había dirigido al país con mano de hierro durante casi tres décadas. (I)