El canario maría (Setophaga petechia aureola), el único pájaro amarillo brillante de Galápagos, es el que más muere arrollado por los vehículos en la vía que une Puerto Ayora con el muelle para cruzar por el canal de Itabaca a la isla de Baltra, donde se encuentra el aeropuerto. 

No es el único afectado. Los ejemplares de otras 17 especies de aves también fallecen, según un monitoreo realizado por la Fundación Charles Darwin (FCD) y el Parque Nacional Galápagos (PNG). 

En los recorridos realizados por once  días distribuidos en todo el 2018, a lo largo de  la ruta mencionada, se contaron 294 colisiones mortales de vehículos con aves. Gustavo Jiménez, investigador del FCD que es líder del proyecto, indica que si se hace una proyección para los 365 días del año,  serían más de nueve mil pájaros muertos.

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Pero los reptiles, como  iguanas terrestres, culebras y lagartijas, también mueren en estas colisiones. Es el caso de la tortuga atropellada que trascendió en redes sociales en mayo pasado cuyo caparazón quedó destrozado. 

Jorge Carrión, director del PNG,  confirmó que  esa tortuga fue sometida a la  eutanasia. “Los daños que sufrió fueron severos, había complicaciones  en la columna, en los pulmones, no se pudo hacer nada ya para salvarla”, dice. 

El canario maría (Setophaga petechia aureola), el más atropellado en Santa Cruz, no ha sido evaluado por lo que se desconoce su estado de conservación. Foto: Andrés Cruz/FCD

Una tortuga al año es atropellada en las islas, según los registros del PNG. En el caso de los pájaros, dice Carrión, “los mayormente afectados son los pichones cuando recién  salen de su nido y están aprendiendo a volar, por lo que necesitan espacios abiertos. como  las carreteras”.

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Los  meses con mayor cantidad de colisiones son abril, mayo y junio, después de la época de reproducción que es entre diciembre y  marzo. “En esos periodos las aves están más alborotadas, tienen mayor cantidad de  alimento, entonces hay más recurrencia en la zona por donde pasa la vía”, indica Jiménez. 

El PNG y la FCD lideran la campaña ‘Quiero seguir volando’, que se ejecuta en Puerto Ayora desde abril pasado. La iniciativa incluye charlas a los conductores en las que les dicen que tomen más precaución en los horarios de 05:30 a 09:00 y en la tarde desde las 16:00 hasta las  18:30 cuando hay una mayor abundancia de aves.

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“Les decimos que siempre tengan en cuenta los límites de velocidad que son de 50 km/h y 70 km/h en ciertos tramos”, agrega Jiménez. 

Una de las causas de los atropellamientos es el exceso de velocidad con el que van los conductores por la vía de 42 km.   El canario maría (Setophaga petechia aureola) es  una subespecie endémica de las islas Galápagos. El 60% de los especímenes afectados corresponde a esa especie.  Se estima que llegó al archipiélago hace unos 300.000 años.  

El cucuve también fallece por las colisiones de vehículos en Santa Cruz. Foto: Cortesía Joshua Vela/FCD

La FCD indica que en los años 80 del siglo XX había menos de 30 vehículos registrados en Galápagos, mientras que en 2016 ya se contaban más de 1.200. Ahora hay más porque entraron autos eléctricos e híbridos. 

Las carreteras atraen a las aves porque son una fuente de recursos. Allí encuentran alimento (semillas, insectos, gravilla), agua, descanso. 

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El recuento del 2018 surgió porque la comunidad encontró, en una jornada de limpieza realizada en el 2017, más de treinta lechuzas muertas en los bordes de la vía.   “Esto indica que las aves nocturnas también están afectadas, incluidas algunas garzas. Como son depredadores tope sus cuerpos permanecen en el tiempo de seis a ocho meses porque no son comidos por otros animales”, indica el especialista.  

Jiménez reconoce que el impacto es mayor y  que no se ha medido la afectación en las otras tres islas pobladas de Galápagos que tienen carretera: San Cristóbal, Isabela y Floreana.  

El control con radares y rompevelocidades es una opción, más usar el pito al ver las aves en las carreteras, el desbroce de la vegetación tres metros de cada lado en algunos tramos y dirigirse a Baltra  con al menos tres horas de anticipación de la hora del vuelo. Aunque el tema de fondo es evitar el ingreso de más vehículos, dice Jiménez. 

El Consejo de Gobierno de Régimen Especial de Galápagos es la entidad que aprueba el ingreso de autos. Este Diario solicitó una entrevista con Norman Wray, presidente del organismo,  pero no hubo respuesta hasta el cierre de la edición.