Actualizado a las 20:40 

La noche de este lunes 17 de junio, en el mercado artesanal de Otavalo, conocido como La Plaza de Ponchos, en la provincia de Imbabura, un hombre acusado de robar víveres de un minimarkert (valorados en 65 dólares) fue ajusticiado.

Los comerciantes lo habrían descubierto durante la tarde, por lo que decidieron vendarle los ojos y atarlo en un poste de alumbrado público. 

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Los familiares del supuesto ladrón pedían su libertad, pero los dirigentes mantuvieron una reunión para decidir el castigo. 

Luego de una asamblea, pasadas las 19:00, el Cabildo conformado por dirigentes de los comerciantes y dirigentes barriales, decidieron que el sospechoso reciba azotes y un baño de purificación. 

Una de las dirigentes se habló con los testigos del castigo y explicó que es una tradición que la aplican los pueblos indígenas de generación en generación. 

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"Él tiene que devolver lo robado, que es valorado en 65 dólares, recibe 10 azotes y lo vamos a bañar con agua y ortiga que le ayudarán a limpiarlo de las malas energías", explicó la mujer. 

El hombre fue despojado de su vestimenta hasta quedar en ropa interior, vendado los ojos y atado al poste recibió los latigazos y luego fue bañado públicamente. (I)