Las calles y avenidas de las principales ciudades de Nicaragua estaban parcialmente vacías, aunque con relativo movimiento comercial en Managua, en el inicio de una huelga de 24 horas convocada por la oposición para exigir que el gobierno de Daniel Ortega libere a los manifestantes presos.

En el popular Mercado Oriental de Managua, donde operan más de 20.000 negocios, en su mayoría se mantuvieron cerrados en la mañana.

“Si uno no trabaja, no come”, dijo Harold Chavarría, un mecánico que repara llantas viejas. Algunos de los que fueron a trabajar lo hicieron por la crisis económica que agobia al país, y no por apoyo al Gobierno, dijeron. Socorro Arteaga vendía rosquillas y dijo que no pudo sumarse a la medida de fuerza porque tiene “muchas deudas”.

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Más de 400.000 personas perdieron sus trabajos el año pasado por la crisis causada por la inestabilidad política y cerca de 100.000 podrían quedar desempleadas este año, según la Fundación para el Desarrollo Económico y Social (Funides).

“Paramos y vaciamos las calles no por resignación, sino por indignación. Paramos por la libertad de los inocentes en las cárceles. Paramos para no consumir y no aportar a nuestra propia represión”, declaró Haydeé Castillo, activista de derechos humanos y líder de la Unidad Nacional Azul y Blanco.

El Gobierno había tratado de frenar la medida opositora al proponer un plan en el cual se compromete a liberar, sin cargos judiciales, a todos los opositores presos “a más tardar el 18 de junio”.

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En esa fecha vence el plazo de 90 días en que el Gobierno prometió sacar a los opositores de las cárceles y que ha cumplido a medias con el pase de 336 detenidos a prisión domiciliaria.

Desconfiados de la oferta gubernamental, los opositores insistieron en llevar adelante el cuarto paro nacional desde abril de 2018, cuando estallaron las protestas.

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Escuelas y universidades públicas laboraron con normalidad tras recibir advertencias del Gobierno. No obstante, los principales centros educativos privados suspendieron las clases, incluido el Colegio Alemán Nicaragüense, donde estudian nietos del presidente Ortega.

El sector privado estima que el paro podría dejar pérdidas de $ 20 millones por día. (I)