Alangasí es una de las 33 parroquias rurales que conforman el Distrito Metropolitano de Quito, sus 25 mil habitantes, a lo largo del año, celebran cuatro fiestas en el centro poblado y ocho en los barrios aledaños. El entusiasmo y la constancia por mantener sus costumbres han sido claves para que el Ministerio de Cultura y Patrimonio entregue el reconocimiento de Patrimonio Inmaterial del Ecuador a la fiesta de Semana Santa. Justo el Viernes Santo, el párroco Milton Martínez, durante la misa, dio la buena nueva a los feligreses.

“Es bastante beneficioso, porque se da un reconocimiento a lo que nosotros venimos haciendo por más de un siglo”, dice Tomas Cuichán, de 58 años, capataz del Grupo de Diablos de Alangasí desde hace 15 años y miembro del conjunto desde hace 30.

Mural del Cristo resucitado de la iglesia de Alangasí. En esta iglesia se desarrolla, cada año, la fiesta de Semana Santa que recibió el reconocimiento de Patrimonio Inmaterial del Ecuador. Foto: Alfredo Cárdenas.

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“No es el primer certificado que tenemos”, dice Hernán Brito, uno de sus habitantes, es el segundo. El primer certificado de Patrimonio Inmaterial que tiene Alangasí es el de Corpus Christi, cuenta.
“Tengo una hijuela”, dice Brito . Una hijuela, en la antigüedad era un decreto de los sacerdotes que se tenían que cumplir, explica. En este documento, escrito a mano, se enumeran las fiestas principales o juradas y las menos principales de la parroquia. La última línea de la hijuela dice: “Alangasí, diciembre de 1.902”. La hijuela confirma que las fiestas en Alangasí se practicaban oficialmente desde 1902.

“Los antiguos de Alangasí proponían estas manifestaciones que luego se llamaron religiosidad popular, es decir, la cultura en la religión o la religión en la cultura, como un eslabón. La religión la pone el cura y la parte cultural, ancestral y tradicional la pone el pueblo”, asegura Brito.

En Alangasí, las costumbres y tradiciones de las fiestas son transmitidas por herencia. Los grupos de diablos, santos varones, apóstoles, turbantes (representados por el alma santa blanca, el alma santa negra), etc., saben que si muere el papá, el hijo queda a cargo de lo que sabía hacer el papá.

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Imagen del Cristo en el Santo Sepulcro (i) en la iglesia de Alangasí. Tomas Cuichán (d), de 58 años, capataz del Grupo de Diablos de Alangasí desde hace 15 años. Foto: Alfredo Cárdenas.

Una de las condiciones del Ministerio de Cultura y Patrimonio es, precisamente, que se mantengan las tradiciones, no solo de la fiesta de Semana Santa, sino, la Virgen de la Candelaria, el 2 de febrero; Corpus Christi que, coincide con el Equinoccio; y El Pase del Niño, en diciembre y enero, manifiesta Brito.
Según cuenta Tomás Cuichán que no se puede dar mal uso al traje, no se puede prestar para cualquier fiesta o comparsa, salvo cuando hay una invitación de carácter cultural. “El traje para nosotros es sagrado, solo se desempolva en Semana Santa”. (I)