Desde hoy EE.UU. aplicará un embargo a las exportaciones de petróleo de Venezuela, que podría agravar la crisis económica que vive el país, para aumentar la presión contra el régimen de Nicolás Maduro para que la oposición liderada por Juan Guaidó pueda tener posibilidades de sacarlo del poder.

De acuerdo con estimaciones privadas de 2018, las exportaciones de crudo de Venezuela a EE.UU. representaban casi 50% del total y un 75% del flujo de caja del Estado. La medida puede disparar el descontento, pero para Michael Shifter, de Diálogo Interamericano, “no hay garantía de que ponga fin al gobierno de Maduro”.

La producción petrolera ha venido en caída las últimas dos décadas. De pasar de producir más de 3 millones de barriles diarios (bpd) a 732 bdp. En la OPEP pasó de ser el productor 3º al 10º, solo supera a Ecuador, Congo, Gabón y Guinea.

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Desde hoy ninguna entidad extranjera podrá utilizar el sistema financiero estadounidense para comprar crudo venezolano, que aporta 96% de los ingresos a ese país petrolero. Caracas deberá encontrar destino para unos 500.000 bpd que exportaba a EE.UU. y utilizar divisas distintas al dólar.

Además, tendrá que hallar quién le provea unos 120.000 bpd de combustibles y crudo liviano y diluyentes para refinar su petróleo. Mientras, los costos de producción aumentarán.

El suministro interno de gasolina, prácticamente regalada, “será cada vez más difícil”, estima Gorka Lalaguna, de la consultora Ecoanalítica.

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Para eludir la sanción de EE.UU., el régimen de Maduro ya ha acudido a compañías chinas y rusas como intermediarias, según analistas.

“Está utilizando a Rosneft y otras empresas para colocar su crudo”, dijo el especialista Luis Oliveros, aunque la compañía rusa lo niega.

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Tras anunciarse el embargo en enero, el presidente de PDVSA, Manuel Quevedo, viajó a India con la meta de duplicar los 300.000 bpd que le entregaba a compañías de ese país como Reliance Industries y Nayara Energy (vinculada a Rosneft). India se perfiló así como el “mayor mercado generador de flujo de caja” para Venezuela, país con la mayor reserva de crudo, señaló Wilson Center, basado en EE.UU.

Empresas indias compraban 22% del crudo venezolano en 2017, por detrás de EE.UU. (41%) y China (25%), según la agencia de energía estadounidense. No obstante, Reliance informó la semana pasada que limitó sus importaciones desde Venezuela y que suspendió la exportación de diluyentes debido a las nuevas sanciones. China y Rusia quedan así como salvavidas, advierte Oliveros.

Redireccionar exportaciones, sin embargo, tendrá un impacto limitado en la liquidez porque implica descuentos, observa Lalaguna.

Venezuela sufre cinco años de recesión, una inflación proyectada en 10’000.000% por el FMI para 2019 y una aguda escasez de bienes básicos, con reservas internacionales de 8.500 millones de dólares.

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El embargo es la más dura de las sanciones de EE.UU. contra Maduro, quien dice que estas han afectado a la economía en 30.000 millones de dólares.

La Fuerza Armada, sostén de Maduro, es una de las mayores beneficiarias de la renta petrolera mediante el control de PDVSA. Pero, salvo que China y Rusia ayuden, los recursos mermarán y esto podría afectar su lealtad, apunta Peter Hakim, de Diálogo Interamericano. Pero David Smilde, experto en Venezuela del centro WOLA, indica que Maduro usará los recursos “para priorizarlos”. (I)