El número de sufragantes en la parroquia urbana La Aurora del cantón Daule aumentó cuarenta veces desde el proceso electoral del 2002. En Samborondón y Durán también hay incremento.

Hay guayaquileños que ya votan en Daule, entre quejas

En el recinto de la unidad educativa Sir Thomas More, en La Aurora, se votó con retraso de más de 30 minutos. Foto: Sandra Miranda

Evelyn Bohórquez, residente de la urbanización Villa Club, sufragó por primera vez en un recinto electoral de la parroquia La Aurora, en Daule. Hace nueve años reside en este cantón cercano a Guayaquil y recién en estas elecciones hizo el cambio de domicilio. La motivó, aseguró, la falta de obra municipal.

Publicidad

No veo cambios en esta zona, por eso creo que mi voto aquí cuenta más”, dijo la guayaquileña, en el colegio Sir Thomas More. Ella tiene un negocio en Guayaquil.

Gina Alvarado, de 51 años, también votó por primera vez en Daule, tras más de treinta años de hacerlo en Guayaquil. Hace tres años se mudó a la urbanización Castilla y aprovechó la visita de una de las brigadas del Consejo Nacional Electoral (CNE) a la zona para el cambio de domicilio.

Pero Alvarado afirmó estar arrepentida. “Fue muy incómodo, hubo desinformación, un desorden total”, criticó. “Más de 30 minutos en la fila”, agregó. En este recinto hubo quejas por la falta de espacio.

Publicidad

Verónica Salazar, de 46 años, en cambio, afirmó que registró este año el cambio de domicilio de Guayaquil a Daule, en la urbanización Milan, por cercanía. “Ya tengo seis años viviendo aquí (Daule) y ya decidí actualizar los datos, antes sufragaba en la Espol de Las Peñas”, dijo la guayaquileña.

El número de electores de La Aurora pasó de 630 en el proceso del 2002 a 24.080 en la actual elección, lo que evidencia el movimiento de los habitantes hacia esa zona del llamado Gran Guayaquil.

Publicidad

En aulas con aire y sin comercio informal se votó en La Puntilla

Las aulas del colegio Liceo Panamericano contaban con aulas climatizadas para comodidad de los sufragantes y MJRV. Foto: Ricardo Zambrano

Con música instrumental de fondo, aulas con aire acondicionado y sin vendedores informales, miles votaron en dos de los recintos electorales más grandes de la parroquia satélite urbana La Puntilla del cantón Samborondón.

En la Universidad de Especialidades Espíritu Santo hubo un retraso de hasta 40 minutos en la instalación de las mesas debido a un alto ausentismo de los miembros de las Juntas Receptoras del Voto (MJRV), según el coordinador del recinto, Wilson Murillo.

“Esto nos impidió concretar los tiempos estipulados y empezamos 40 minutos más tarde. Pedimos a las personas que estaban en la fila que sean miembros, hubo rebeldía, pero se aplicó la ley”, aseguró.

Publicidad

A pesar del retraso, los sufragantes de las 29 juntas mostraron orden y paciencia, según Murillo.

Aunque la tranquilidad se interrumpía cuando un político llegaba a sufragar. Pasó cuando el líder del movimiento CREO César Monge y Aland Molestina, candidato al Consejo de Participación Ciudadana, entraron al lugar.

Una de las peculiaridades en este sector es que muchos de los sufragantes trabajan en Guayaquil. Es el caso de Martha Matínez, quien indicó que radica en la av. Samborondón por confort y seguridad.

“Soy guayaquileña. Ahora voto acá porque es donde vive y crece mi familia”, señaló.

Es una realidad que se repitió en el colegio Liceo Panamericano. Carlos Cáceres vive hace ocho años en La Puntilla y para estos comicios se cambió de domicilio electoral: “Votaba en Guayaquil, pero me cambié. Trabajo y vivo en La Puntilla”.

En este recinto electoral también se registró ausentismo de los MJRV, según la coordinadora del lugar Mercedes Piedra: “Tuvimos inconvenientes en siete juntas, las completamos con personas suplentes”.

La calma en el lugar la rompió Juan José Yúnez, candidato a la Alcaldía de Samborondón. Aseguró que su cantón siempre estará dispuesto a recibir a personas de otras ciudades que aporten al desarrollo de la localidad.

Durán tiene 125 mil votantes más desde 2002

En el recinto electoral del colegio Durán hubo retraso de más de una hora en la instalación de la junta 8 de mujeres. Foto: Sandra Miranda

Aunque vive hace tres años en Portoviejo, Manabí, Miriam Aroca no ha cambiado la dirección de su domicilio y ayer votó en Durán. “Así tengo una excusa para visitar a mis familiares”, dijo la mujer, de 31 años, que tardó más de una hora en sufragar por el retraso en la integración de la junta receptora del voto 8 del colegio Durán.

En cambio, la guayaquileña María Arreaga votó por primera vez en este cantón. “Ya tengo cuatro años viviendo aquí y recién actualicé mis datos porque quiero aportar con mi voto en un futuro mejor”, expresó.

Arreaga, moradora de El Recreo, es parte de los más de 35.000 nuevos electores empadronados en Durán. En 2013 hubo 157.000 y este año aumentó a 195.000 sufragantes.

En recintos de las dos circunscripciones (de las tres parroquias urbanas) hubo desorientación. No hubo mesas de información del Consejo Nacional Electoral (CNE), por lo que los ciudadanos buscaban a los miembros de chalecos naranjas del CNE para consultar su junta. Ellos los guiaban por sus apellidos o usaban sus celulares para orientarlos.

“Hay bastante desconocimiento”, expresó Inés Sáez, coordinadora del recinto, donde se instalaron 69 juntas receptoras del voto, la última a las 08:15. “El 50% se conformó con los miembros titulares y el otro 50% con suplentes de otras mesas”, explicó.

Además de los miembros del CNE, varios comerciantes hacían las búsquedas a cambio de $ 0,25. “A veinticinco, a veinticinco le digo su lugar de votación”, voceaba Ángelo Osorio, de 22 años, quien en las primeras dos horas ya había realizado cien consultas.

Siempre me ha tocado aquí (colegio Durán), pero me mandan de una junta a otra. Solo vengo porque ese papel lo piden para todo trámite”, dijo Óscar Arreaga, quien vive hace tres años en Samborondón y trabaja en una camaronera en Machala hace ocho. Él está empadronado en ese cantón porque vivió ahí seis años.

“Por patriotismo vengo a ejercer mi derecho al voto”, expresó Julio Arca, de 68 años y quien se movilizaba en silla de ruedas. Él prefirió retirarse de la mesa preferencial (para personas con discapacidad) tras 30 minutos de espera. “Aquí fue rápido, cinco minutos, allá solo una persona ayudaba”, dijo.

Aquilino Narváez Espinoza, de 83 años, sufragó también en el espacio preferencial, pero del colegio Imbabura. Él cuidó su votó al seguir, con el apoyo de su bastón, al presidente de la mesa y el militar que trasladaban en una funda transparente las papeletas a la urna de su junta. “Debía haber una urna aquí”, opinó el adulto mayor que vive hace tres años en Guayaquil, en el Batallón del Suburbio, tras 20 años de habitar en el vecino cantón. (I)