En las tres últimas elecciones (2009-2013-2017) el voto nulo no alcanzó ni el 10% en la decisión de los electores. Pero para los comicios de este 24 de marzo, la posibilidad de que esta tendencia se eleve por el llamado a anular el voto en la elección de los 43 candidatos a vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) propició el debate de cómo contabilizar este voto nulo en el Consejo Nacional Electoral (CNE).

En redes sociales como Twitter y Facebook se ha impulsado en las dos últimas semanas una campaña para promover el voto nulo. Por ejemplo, el rector de la Universidad de las Américas, Carlos Larreátegui, respalda el exhorto del mismo presidente del Consejo de Participación, Julio César Trujillo, y el consejero Pablo Dávila, quienes instan a anular las papeletas de los candidatos al CPCCS, para “deslegitimar” esta elección y rechazar la existencia del ente. Incluso Luis Verdesoto, vocal del CNE, organizó un coloquio con analistas y políticos el pasado lunes y martes, para debatir sobre esta opción electoral y cómo debe sumarse el resultado final.

Las estadísticas revelan que en el 2009, el voto nulo tuvo un 6,30%; en el 2013, un 7,20%; y en el 2017, que fue una elección presidencial, en la primera vuelta bordeó el 7%; y, en la segunda vuelta el 6,30%. El Código de la Democracia establece tres tipos de nulidad: de las votaciones, del escrutinio y nulidad de las elecciones.

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En el caso de que el voto nulo supere a los votos válidos para cada candidato, podría aplicarse el artículo 147 numeral 3, que establece que se anularán las elecciones si los “votos nulos superan a los votos de la totalidad de candidatos, o de las respectivas listas, en una circunscripción determinada, para cada dignidad”. El artículo 70 atribuye al Tribunal Contencioso Electoral (TCE) la potestad de declarar “la nulidad total o parcial de un proceso”.

En el interior del CNE no hay consenso sobre cómo se contará el voto nulo, por ello, la presidenta de esta entidad, Diana Atamaint, anunció que se podría aprobar en los próximos días un “reglamento o instructivo” que especifique cómo sumar esta opción.

El consejero del CNE José Cabrera plantea que “si un ciudadano anula una papeleta, es un voto nulo. Si anulo la de hombres, será un voto nulo por hombres, si anulo la de mujeres será nulo por mujeres, y su voto nulo por nacionalidades será un voto nulo”.

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Luis Verdesoto cree que una opción de obtener un resultado que defina si ganó el voto nulo es “multiplicar la totalidad de votantes por siete o dividir la totalidad de votantes por siete, y la suma de fracciones positivas por candidato de voto blanco y nulo debe ser igual a la totalidad de votantes, o multiplicados o divididos por siete”.

A los miembros de las Juntas Receptoras del Voto (JRV) se les enseña como parte de las capacitaciones que para la elección de los miembros del Consejo de Participación hay tres papeletas y cada elector debe elegir hasta tres hombres, hasta tres mujeres, y solo uno de entre los candidatos de las nacionalidades o migrantes.

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Si el elector tacha el documento, o selecciona a más de tres de los que está permitido en cada papeleta, su voto será anulado. En tanto que cada voto que obtenga cada candidato deberá sumarse y escribir el resultado total por aspirante, en el acta de escrutinio que se entrega a cada Junta Receptora del Voto (JRV).

Dos analistas consultados por este Diario coinciden en que el voto nulo no ganará.

El expresidente del extinto Tribunal Supremo Electoral, Jorge Acosta, contó que “nunca en la historia del país ha habido una discusión sobre cómo sumar esta tendencia, pues un votante es un voto, como siempre se ha sumado. Lo otro es forzar la Constitución y la ley”. Diego Tello, técnico y analista electoral, cree que debe “sumarse toda la votación válida de hombres (por ejemplo), dividirla para tres, y ese valor compararlo con cuánta votación nula hay”. Sin embargo, el pronóstico de Tello es que “el voto nulo no va a ganar”. (I)