Con una capacitación diaria impartida en el colegio, y refuerzo con clases on-line de 18:00 a 20:00, los estudiantes Pedro Suárez y José Miguel Pérez, del Torremar, ganaron medallas de bronce en la XXIII Olimpiada Iberoamericana de Física 2018.

Esta es la primera vez que Ecuador consigue dos medallas en esta competencia. En el 2017 obtuvo una de plata y una mención de honor.

En total participaron 64 estudiantes de 18 países, como España, Perú, México, Uruguay, Bolivia, entre otros. La delegación ecuatoriana estuvo integrada, además, por Héctor Montilla, del IPAC, y Luciano Bastidas, del Americano, quien recibió una mención de honor.

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La competencia fue en Mayagüez, Puerto Rico, a mediados de octubre del 2018.

Rafael Espinosa, vicepresidente de la Sociedad Ecuatoriana de Física y delegado de la olimpiada para Ecuador, explica que el grupo se armó luego de una convocatoria a los estudiantes que se llevaron las primeras posiciones en torneos locales y provinciales realizados el mismo año, quienes disputaron su puesto para la internacional en un torneo interno.

Normalmente el proceso parte de una convocatoria abierta tanto para colegios particulares, que tienen mayor protagonismo, como fiscales, dirigida a jóvenes menores de 18 años que dispongan de conocimientos en física teórica y experimental, matemáticas y estadística.

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“La poca participación de colegios fiscales se debe al nivel académico que tienen del bachillerato unificado, que no permite un estudio amplio en ciencias exactas”, según Espinosa.

En el torneo internacional, el cuarteto hizo ejercicios experimentales y teóricos. “La parte experimental fue la más difícil por la necesidad de dominar un amplísimo espectro de temas de laboratorio en apenas el tiempo de preparación”, cuenta Pedro.

En general los estudiantes recibieron clases de laboratorio en la UEES abarcando contenidos relacionados con materia, relatividad, física cuántica, electromagnetismo, corriente eléctrica, termodinámica, sistema de partículas, entre otros.

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En cuanto al financiamiento, los padres de familia pagaron los pasajes. La estadía y los paseos turísticos y de integración fueron cubiertos por el país organizador de la olimpiada.  (I)

“Esta experiencia me permitió estar con estudiantes de muy alto nivel académico. Conocí a un montón de personas muy interesantes. Aprendí de otras culturas y sus diferencias con la nuestra”, concluye José M. Pérez, estudiante.