Llegan a la tierra con entusiasmo, visitan a sus familias, miran sus cultivos, se alimentan con lo que es tradición en Picalquí: chochos con tostado, sopa de morocho, papas con salsa de queso, ají, chicha de jora y guarango, un jugo de penco. Luego buscan la cancha de fútbol, donde se abrazan con sus paisanos. Han ganado el torneo de fútbol intercomunidades y están felices.

Es sábado y están reunidos en un costado del estadio de Picalquí, una comunidad del cantón Pedro Moncayo, en Pichincha. Las mujeres del sector les preparan una parrillada.

La carne de pollo, salchichas y chuletas son asadas a la brasa en campo abierto. El torneo que acaban de ganar tiene sus propias reglas: pueden actuar solamente mayores de 45 años; casi todos deben ser de la comunidad, aunque pueden jugar un juvenil (menor a 45 años) y un “extranjero” (que no sea de la comunidad). Buscan un trofeo, pero también luchan para mantener la unidad de las comunidades y sus tradiciones.

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Segundo Imba, técnico automotor, recalca que han ganado a ‘equipazos’ de las comunidades de Simón Bolívar, Cubinche, Mojanda, El Rosario y otras con quienes han intercambiado costumbres y actos.

El fútbol los ha unido, y con ese pretexto comparten mingas, alimentos y las fiestas tradicionales. Rodrigo Chontasi relata con orgullo los inicios del equipo. Esperaban que terminaran las cosechas para hacer canchas en esos terrenos. Destaca el dinamismo de mujeres como Olga y Estela Chorlango, Fabiola y Aída Imba, Rosa Changoluisa, Blanca Chontasi.

Santiago Changoluisa recuerda que el equipo fue fundado por ocho estudiantes, el 1 de mayo de 1976, en la casa de Santiago Changoluisa. Desde allí el fútbol los ha unido.

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Andrés Imba es el entrenador del equipo. Tiene cariño por sus compañeros fundadores: Rodrigo y Leopoldo Chontasi, Oswaldo Sánchez, Santiago, Juan y Alberto Changoluisa, y Manuel Cuzco. Ha conformado un plantel de calidad para el fútbol y las mingas, para los actos solidarios y las fiestas de san Pedro, donde se luce su grupo de danza ancestral: Ñuca Llacta (Nuestra Tierra), que baila en julio agradeciendo por las buenas cosechas.

Juan Changoluisa cuenta que sus padres les dejaban reunirse desde niños siempre que cumplieran con las labores del campo: recoger leña, dar de comer a los animales, traer el agua a la casa, entre otras. Y si alguien necesitaba ayuda, los demás le daban una mano.

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Juan Mármol dejó de ser el “juvenil” del equipo: cumplió 45 años. Destaca que su pueblo ha dado hijos como Leopoldo Chontasi, primer picalquense abanderado en el Colegio Nacional Tabacundo; Boris Gualsaquí y Marcelo Mora, actuales alcalde y vicealcalde de Pedro Moncayo. Y es agradecido con Jorge Matheus, dueño de la hacienda Santa Teresa, que donó el terreno para el estadio.

Manuel Simbaña es el “extranjero” del club. Cuenta que fue a Picalquí con su compañero del Ejército César Zurita. Se enamoró del pueblo y luego de Aída Imba y se quedó allí. Dice que es hombre de fútbol.

La comunidad de Picalquí es unida, solidaria, se esfuerza por mantener las tradiciones de sus ancestros. “Y es que volver a Picalquí es una alegría. Muchas veces hemos llorado por nuestro pueblo cuando hemos estado en el extranjero”, dice Valentino Imba, el cantante de Picalquí que paseó su arte musical por países de Europa. (I)

Tradiciones en Picalquí

Mingas y fiestas andinas
Desde 1976 el fútbol unió a la comunidad de Picalquí. A raíz de aquello organizan mingas, campeonatos y con otras comunas comparten sus comidas, sus bebidas y sus fiestas andinas típicas.

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