“Me preparaba con un profesor de dos a tres horas diarias, de lunes a viernes, me quedaba luego de clases hasta las 17:00, ya en mi casa buscaba problemas matemáticos de libros extranjeros, y continuaba con mi preparación al menos por una hora más”, cuenta Áxel Aveiga, del Liceo Cristiano.

Él, junto a Valeria Barco y María Gratzia Indacochea, del IPAC; y Pedro Suárez, del Torremar, consiguieron mención de honor, dos medallas de plata y una de bronce, respectivamente, en la XXXIII Olimpiada Iberoamericana de Matemáticas 2018, que se realizó a finales de septiembre del 2018, en la frontera entre España y Portugal, en la que participaron estudiantes de 22 países.

Los jóvenes mantuvieron un entrenamiento constante que se intensificó cuando la competencia se aproximaba. Valeria cuenta que junto con María Gratzia, por cuatro meses, de junio a agosto, recibieron clases con la exolímpica Ana Paula Indacochea, todos los días, durante tres horas. “Siempre contamos con el apoyo del colegio en cuanto a permitirnos faltar a ciertas clases para entrenar, luego nos poníamos al día”, dice Valeria.

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En el caso de Pedro, su entrenamiento se agudizó con preparación en el colegio, primero de dos a tres horas diarias, y luego el día completo.

El entrenamiento individual fue una constante en los cuatro. “Practicaba haciendo ejercicios de competencias anteriores, también probaba con problemas actuales que encontraba en páginas web y si encontraba algún ejercicio diferente e interesante y conseguía resolverlo, se lo compartía a mis compañeros”, cuenta María Gratzia.

Como parte del entrenamiento, Pedro y Valeria coincidieron en un campamento en Rusia, que duró dos semanas, el mismo que fue costeado por sus padres. “Recibíamos clases unas cinco horas al día y hacíamos ejercicios que se aplican en las olimpiadas, con un sistema similar”, cuenta Valeria.

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Tres semanas antes de la competencia, el cuarteto reforzó el entrenamiento con el aporte de tres exolímpicos, quienes los ayudaron a resolver problemas de las cuatro ramas de las matemáticas: teoría de números, combinatoria, álgebra y geometría, de 08:00 a 15:00, todos los días. Por las tardes, hasta las 19:00, entrenaban en la Universidad Politécnica del Litoral.

“Disfrutamos tanto de nuestro gusto por las matemáticas que aunque es esforzado el programa de entrenamiento, no se siente pesado porque lo hacemos con gusto”, dice Valeria.

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El cuarteto de III de bachillerato fue seleccionado luego de participar en un campeonato nacional organizado por la Universidad Politécnica del Litoral, en diciembre del 2017, en el que se escogieron los mejores 20 puntajes para un selectivo final.

La Olimpiada Iberoamericana estuvo esta vez organizada por la Real Sociedad Matemática Española y de Portugal.

Los costos del viaje fueron financiados por los padres de familia. El apoyo por parte de las instituciones se centra mayormente en el entrenamiento de los estudiantes.

Tanto para Ma. Gratzia como para Pedro, fue la segunda participación en la olimpiada. El año pasado ambos obtuvieron medallas de bronce por su participación en Argentina. (I)

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