Con la experiencia que le da su profesión de psicólogo clínico y educativo, y magíster en Educación Superior en Prospectiva y Estrategia, además profesor e investigador de la Universidad Católica, Guillermo García responde a inquietudes sobre la orientación vocacional.

¿Cuál es el mejor momento para hacer una prueba vocacional?

A mitad del año escolar (III bachillerato), hay unos que se tardan, otros que ya tienen claro qué es lo que quieren ser.

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Exacto, hay chicos que desde pequeños ya saben lo que quieren ser...

Muy pocos, porque usualmente están ligados a las fantasías infantiles, y después de 8 o 10 años ya no les atrae porque no reparan en lo que exige esa carrera ni de lo que se trata.

A la hora de escoger una carrera, ¿qué preguntas debe hacerse un joven?

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Son varios factores: uno son las aptitudes, que son las potencialidades de aprender en distintas áreas del conocimiento, por ejemplo matemáticas, lengua, mecánica, y está la aptitud más general que es la capacidad de abstracción, la combinación de eso nos crea un perfil panorámico en aptitudes, pero hay otros factores: la motivación, el interés; por ejemplo, puede que un chico sea muy bueno en encestar y mida 1,90 m, pero no le gusta el básquet y no se lo puede obligar; usualmente este factor es más problemático de determinar. Otro tercer aspecto, que no es determinante, pero que puede obstaculizar a punto de que alguien tire la toalla, son los conocimientos, alguien puede tener grandes aptitudes matemáticas y la motivación de ser un ingeniero, pero resulta que en su colegio los conocimientos fueron muy básicos. Otro factor es la disposición de contar con una universidad que sea accesible económicamente.

Y me imagino también que debe preguntarse sobre el campo laboral.

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Claro, los objetivos de la carrera, el perfil de salida, el campo laboral; entonces, si yo tengo un vecino o amigo que es ingeniero mecánico, ahí tengo ya pistas, pero también se puede ver en la web de las universidades, el perfil, la misión de la carrera, así como el pénsum y materias. Muchas veces los chicos se engañan, van con la consigna de ‘el que quiere puede’ y hay que ver hasta dónde uno puede llegar. Por ejemplo, si yo no tengo habilidad para cortar rápidamente cebolla puedo adquirirla, pero qué pasa si tengo problemas de motricidad fina, entonces no puedo ser cirujano, ni pintor; ahora, hay gente que teniendo todas esas desventajas sale adelante, pero no son todos.

¿Cuáles son los objetivos de una prueba, de un test de orientación?

No existe un test, existen baterías, que son conjunto de test que son básicamente el abstracto, el numérico y el verbal; luego hay otra prueba de intereses, de motivación que si está mal hecha puede ser fácilmente manipulable, por ejemplo, si quiero estudiar música responderé afirmativamente a todo lo relacionado con música, pero a lo mejor no tengo las aptitudes. Hay otro test que no es manipulable. Es decir, es falso aquello de que pongo un programa, un software y ahí me sale todo, me salen pistas, nada más. Una batería, en cambio, incluye test psicológicos, psicométricos y aptitudes e intereses.

¿Influye la familia a la hora de elegir una carrera?

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Cada vez menos porque ahora los jóvenes no necesariamente tienen de referencia los valores que tenían sus padres. (I)