Los padres de Diana Carolina Rodríguez Reyes están consternados. No quieren hablar con los periodistas. Quien sí lo hizo fue su tío Mauricio Castro, quien este domingo pidió a nombre de la familia que no se politice la muerte de la joven de 22 años, a manos de su pareja. El crimen ocurrió el sábado en las calles de Ibarra, frente a los ciudadanos y miembros de la Policía Nacional.

Ellos vieron cómo Jordi Rafael L. G., también de 22 años, la mantuvo retenida por más de una hora. Con el brazo izquierdo la mantenía agarrada a la altura del cuello, mientras en la mano derecha sostenía un cuchillo. Con esa arma la asesinó.

Aunque los familiares desconocen desde cuándo mantenían la relación, supieron que hace una semana vivían juntos. Ella era ibarreña y él, venezolano. La víctima trabajaba en un restaurante y estaba embarazada de cuatro meses de su agresor.

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Los allegados de Diana Carolina se enteraron del crimen a través de llamadas. El domingo retiraron su cadáver de la morgue de Ibarra, mientras pedían que no se politice el tema. Por eso, Castro anunció que piden justicia pero no participarán en ninguna de las marchas anunciadas en la ciudad.

Pasado el mediodía empezó la velación de sus restos en la sala de velaciones de la Sociedad de Artesanos. Ahí se concentró el dolor de los familiares y amigos de Diana Carolina, quien dejó huérfanos a dos niños de seis y cuatro años de edad. (I)