El desempleo en Brasil registró su octava caída consecutiva en el trimestre septiembre-noviembre, a 11,6%, equivalente a 12,2 millones de personas, según datos publicados este viernes, a cuatro días de la asunción del presidente de ultraderecha Jair Bolsonaro.

La mejora, posibilitada como en los meses anteriores por un auge del empleo informal, marca un retroceso de una décima respecto al periodo agosto-octubre y de cuatro décimas en comparación con el 12% de septiembre-noviembre de 2017, precisó el instituto oficial de estadísticas IBGE.

La estimación promedio de 22 instituciones consultadas por el diario económico Valor era en lo previo de una caída del índice de paro a 11,5%.

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La población económicamente activa de Brasil era en el trimestre septiembre-noviembre de 93,2 millones, un número récord desde el inicio de la serie histórica registrada desde 2012 (+1,3% interanual), basada en trimestres móviles.

También fue récord el número de trabajadores sin contrato: 11,7 millones (+4,7% interanual), indicó el IBGE, que realiza sus informes mediante encuestas sobre la situación de 70.000 domicilios.

La categoría de trabajadores por cuenta propia, alentada por la flexibilización del mercado laboral aprobada bajo el gobierno conservador de Michel Temer, también alcanzó un número récord: 23,8 millones (+3,3%).

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"El punto positivo es que el volumen del mercado laboral aumentó. Pero la característica de ese trabajo es la informalidad. Y sabemos los perjuicios que eso ocasiona a largo plazo", como ser en los aportes a las cajas de jubilaciones, dijo Cimar Azeredo, coordinador del área de Trabajo y Rendimiento del IBGE.

Azeredo citó como ejemplo la multiplicación de conductores de aplicativos de transporte, "sin contrato de trabajo ni vínculos formales con las empresas", o de personas que venden platos de comida preparada en las calles.

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El número de personas "desalentadas" -que desistieron de buscar un trabajo ante las dificultades del mercado laboral- (4,7 millones) aumentó 9,9% respecto al mismo trimestre de 2017.

Bolsonaro asumirá el poder el 1° de enero, flanqueado un equipo de economistas liberales decididos a aplicar un programa de privatizaciones y de simplificación de trabas burocráticas en la aletargada economía latinoamericana. (I)