Por más de medio siglo, el Pase del Niño Viajero ha convocado, infaliblemente, a miles de personas que se toman el Centro Histórico de Cuenca. Unos en demostración de fe y otros desde una visión cultural. Todos se mezclan con trajes coloridos y ritmos alegres.

Cada año hay elementos comunes que forman parte de la Pasada: niños revestidos de personajes bíblicos, bailes tradicionales del Ecuador en todo el trayecto, reparto gratuito de chicha y pan, entre otros. Pero en esencia es la figura de Jesús recién nacido la que atrae a los feligreses y que es exhibida en los brazos de los participantes.

La jornada inició a las 08:00 de este lunes 24 con una misa en la Catedral de la Inmaculada. Luego, la imagen fue llevada por autoridades religiosas y políticas de la ciudad hasta San Sebastian.

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A esto le siguió una gran participación de gente en carros alegóricos, caballos o a pie. Se estima que había más de 10.000 personas a lo largo del recorrido, entre participantes y espectadores.

Por décimo año consecutivo Nancy Morocho participó del recorrido. Junto a su esposo vistieron como jíbaros a sus dos hijos menores, quienes llevaban un penacho, un taparrabos hecho de plumas coloridas y sus cuerpos estaban pintados con varios tonalidades.

Morocho contó que acude al Pase como una promesa de agradecimiento al Viajero, porque curó a su hijo que diez años atrás estaba gravemente enfermo. Desde entonces salen en familia y recorren todo el trayecto. Durante la jornada, el clima estuvo templado, por lo que no se le hizo sofocante caminar descalza por el asfalto.

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Emilia Flores, de 20 años, no dejaba de mirar todo lo que sucedía a su alrededor, pues era la primera ocasión que acudió al Pase. “Me parece impresionante, todos deberían venir a ver los trajes, la organización y la festividad”, expresó la joven, que confesó sentirse cautivada por los villancicos interpretados en vivo por las bandas de pueblo.

Está previsto que el Pase del Niño Viajero concluya a las 16:00. La imagen fue colocada en un altar fuera de la iglesia de San Sebastian donde llegan miles de personas entre niños, jóvenes y adultos a tocarle, persignarse, tomarse una foto y en su interior agradecer o pedir por un favor personal.

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Desde el año 2008 el Pase del Niño fue declarado como Patrimonio Cultural Inmaterial del Ecuador porque involucra elementos religiosos y conlleva una alta carga cultural, social y simbólica. (I)